917

Planeta parto en tercera oleada de COVID

Planeta parto en tercera oleada de COVID

El 8 de noviembre de 2020 a las 9 h de la mañana rompí aguas en casa. Hicimos tiempo en casa antes de ir al hospital y aprovechamos para acabar de hacer las maletas, ducharme y comer. Sobre las 15 h. pedimos un taxi hasta el hospital de Sant Pau (Barcelona). En unos minutos ya estábamos allí. Entramos en urgencias de ginecología y la ginecóloga me confirmó que había roto aguas, pero prácticamente no tenía contracciones y no estaba nada dilatada. Me hicieron la prueba PCR que me dolió bastante. La ginecóloga me dijo que todavía era pronto y teníamos la opción de ir a casa o quedarnos en el hospital. Optamos por quedarnos en el hospital y me recomendaron que caminara. Al cabo de un par de horas volvimos a entrar a ginecología. Durante un par de horas estuvimos en un pasillo en el que me fueron monitorizando y poniendo las vías. Entregué mi plan de parto a la matrona. Nos dirigieron a la primera sala de dilatación. La sala era muy pequeña y prácticamente no había espacio para dejar las bolsas o caminar. No estaba permitido salir de la habitación para prevenir contagios. Tuvimos que llevar la mascarilla en todo momento. El proceso fue muy largo, doloroso y angustiante. Prácticamente estuvimos 24 horas. Como no estaba dilatada, me dieron oxitocina sintética y prostaglandinas. Sentía mucho dolor, como nunca había sentido. La epidural no me hacía efecto. Me sentía agotada y además no podía comer ni beber. Sentía que no me aliviaban el dolor con la urgencia que necesitaba. Lo probé todo: la pelota de Pilates, aplicar calor, música, respiración, óxido nitroso, ducha caliente… nada me ayudaba. Con mi pareja hablamos mucho, reímos y lloramos. Sentía unos ruidos muy fuertes de las máquinas de la sala y me explotaba la cabeza. Pedí tapones para los oídos pero no tenían. Me puse música que me gusta para tranquilizarme.

Recuerdo como pasaban las horas y continuábamos allí. Hubo diferentes cambios de personal. En algunos momentos no me hizo sentir bien que hubiera tantos profesionales (algunos de ellos estudiantes). Sentía que las cosas no iban bien, sentí que no íbamos a salir del hospital. Me dio la sensación que no me contaban la verdad sobre lo que estaba pasando y también mi pareja quería ocultarlo para no preocuparme. No podía más y así lo verbalicé. En algún momento sentí que los profesionales pensaban que exageraba, que no era para tanto. Por mi cabeza solo pasaban pensamientos negativos. En un momento dado escuché que la matrona decía que la niña tenía bradicardia y vinieron muy deprisa un montón de profesionales a la sala. Pasé mucho miedo. Me dijeron que si todo iba bien pariría en esa habitación. Al cabo de un rato nos dirigieron a la sala de partos y empecé a pensar que nos llevaban allá porque las cosas se habían complicado. Me decían que pujara, que apretara, pero no tenía fuerzas. Probé diferentes posturas. Perdí el conocimiento durante un momento. Tuve taquicardia. Sentí que me moría. Sentí que no tenía el control de mi cuerpo ni de lo que estaba pasando. Me hice todas las necesidades encima. Me molestaba mucho el pelo, mi pareja me hacía coletas pero se me deshacían.

Perdí totalmente la confianza en los profesionales. Hacia el final, entraron en la sala dos ginecólogas jóvenes que me dieron más confianza. Grité y apreté con todas mis fuerzas y, cuando ya no podía más, naciste tú. Te pusieron encima de mí, en el pecho derecho y rápidamente empezaste a mamar. Ese momento fue indescriptible, nunca había sentido nada igual. Sentí mucha paz, alegría y que todo lo malo había quedado atrás. Pensé que eras muy bonita. Me enamoré de ti. Naciste el 9 de noviembre a las 16:24. Pesaste 2.640 kilos y mediste 46,5 cm. Fue un parto vaginal inducido con vacuum. Eras pequeñita y tenías unos ojos grandes y preciosos.

Creo que mi parto tuvo aspectos traumáticos, con imágenes, sonidos, pesadillas… y pérdida de memoria sobre aspectos de lo sucedido. He necesitado hablarlo muchas veces y darle un significado a lo sucedido para poder integrarlo.