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QUEJA CONTRA EL HOSPITAL DONOSTIA

21 de abril de 2020

QUEJA/RECLAMACIÓN PARTO

A LA DIRECCIÓN DEL Servicio de Atención a Pacientes y Usuarios/as.

De una parte, Dña. B. A., mayor de edad, como Presidenta y en representación de la Asociación El Parto es Nuestro,


Y de otra parte, D/Doña I. G. C., mayor de edad,




INTERPONEN MEDIANTE EL PRESENTE ESCRITO QUEJA CONTRA EL CENTRO SANITARIO HOSPITAL DONOSTIA EN BASE A LOS SIGUIENTES HECHOS:

Ingresó en el materno-infantil del Hospital Donostia el día 7 de abril, a las 22:30 por motivo de traslado de parto en casa al hospital tras 24h de RPM (rotura prematura de membranas), acompañada por su esposa M. B. B.

HECHOS QUE SE DENUNCIAN:

Plan de parto y contexto del ingreso no tenidos en cuenta

> Acudimos al Hospital Donostia tras 24h de bolsa rota sin contracciones constantes, según recomienda la OMS y lo cual no presenta urgencia. Teníamos la necesidad de crear vínculo con la matrona y además hacerle saber nuestras preferencias durante el parto, y para ello aportamos nuestro plan de parto. Queríamos poder favorecer la producción de oxitocina y de esta manera que fluya el parto de una manera óptima, ante un lugar no familiar, teniendo que dejar atrás el deseo de parir en casa y el cambio que ello supone.

> La matrona A. fue quien nos atendió al llegar al paritorio. Compartimos con ella que nuestra opción era parir en casa, que veníamos de traslado por RPM y que nuestro deseo era un parto lo más natural y respetado posible. Compartimos con ella el plan de parto primero a modo de conversación y después leímos el documento completo juntas. Nos comentó que lo tendría en cuenta y que lo compartiría con sus compañeras, ya que nos comentó que quizás ella no nos podría atender en todo el proceso, pero que vendría su compañera S.. Que estuviéramos tranquilas.

> La mayoría del parto fue atendido por la matrona C. O. M., quien no mostró signos de conocer el plan de partos, ni interés por saberlo ni respetarlo (ver siguientes apartados).


Insistencia en firmar el documento de la epidural

> La matrona A. nos explicó los dos papeles a rellenar (identificación bebé-madre y epidural) y nos dijo que lo leyéramos y que lo firmáramos si quisiéramos. Los leímos y decidimos NO firmar el de la epidural porque conocíamos ventajas y desventajas de la anestesia y teníamos claro que para nosotras no era una opción. En caso de cambiar de opinión siempre habría tiempo de firmarlo.

> Durante el parto la matrona C. nos insistió firmarlo más de una vez, bajo la idea de que era mejor dejarlo firmado "por si acaso y para no perder tiempo" y que luego si no se usaba se podía romper.

> En otro momento, sin preguntar o respetar la decisión, se volvió a insistir en la epidural y se informó de que “el anestesista anda por aquí, por si cambias de opinión".

> Queríamos una matrona que nos apoyara en nuestras preferencias y C. no estaba apoyando nuestra decisión en aquel momento. Hubiera sido más acertado preocuparse por el proceso de parto, por la percepción e intensidad del dolor y empoderar a alguien que no quiere anestesia a que siga con su objetivo.

Los recursos para poder avanzar con el parto en movimiento eran escasos y no llegaban

> A lo largo de las diferentes fases del parto pedimos algún material que creíamos de gran importancia para el buen desarrollo del mismo: pedimos balón de pilates para promover la dilatación y el descenso del bebé por la pelvis, para facilitar el parto según recomienda la evidencia científica (OMS, Cochrane, Parto es Nuestro). O incluso teniendo el monitor, para poder permanecer de pie en movimiento para mismo fin, ya que se ha visto que en posiciones supinas (de pie) o en cuadrupedia aumenta el diámetro de la pelvis al no estar postrada en la cama, logrando una mejora posición fetal para que pase a través de la pelvis sin problemas, favoreciendo el descenso por gravedad, moviéndose el cóccix hacia atrás favoreciendo la salida de la cabeza fetal y disminuyendo así las posibles intervenciones.


> No había esterilla o recurso para el suelo. No encontraban cojín de equilibrio (lenteja de pilates), ni algo de calor, a falta de poder utilizar la ducha (por estar unida al soporte de oxitocina). Tras 3h de contracciones sin más que el apoyo en la cama, se libró una bola de pilates que pudimos utilizar.


> La camilla tenía diferentes opciones para posturas reclinadas, apoyos para pies, barandilla para sujeción, pero la matrona y la auxiliar no se arreglaban para moverlas. Esto entorpeció la dilatación y sobre todo el expulsivo. Por falta de conocimiento (o tiempo y paciencia) para mover la camilla y sin ningún planteamiento de diferentes opciones para poder estar de rodillas, en cuclillas, en posiciones más verticales... y por las ganas apremiantes de empujar, terminé realizando el expulsivo en una postura muy incómoda y antinatural.


> Intentamos buscar otra posición para parir y ella reiteradamente nos orientaba a que la mejor postura era en la camilla. En las clases de preparación al parto de Osakidetza hemos aprendido a que, llegado el expulsivo, debemos de coger cualquier postura que posibilite tener el sacro libre. Ya que oprimirlo bloquea la apertura natural de la pelvis. Por lo tanto, pedimos tener el sacro libre y se lo dijimos y ella contestó que "eso es una tontería, no tiene nada que ver. Lo mejor para el bebé es aquí. Baja y apoya el culo, I.".

> La monitorización inalámbrica se colocó con unas gomas incómodas. Se caían una y otra vez, teniendo visitas a cada rato para recolocar las piezas. La solución fue seguir apretando las cuerdas cada vez más.

Tactos vaginales realizados cada 2h en contra de nuestra voluntad, expresada repetidas veces

> Desde la consulta de ginecología pedí que no me hicieran tacto vaginal, pero la ginecóloga necesitaba hacerlo para saber la situación tomar decisiones y la realizó.

> En paritorio pedimos otra vez que no nos hicieran tactos, pero la matrona C. respondía que ella tenia que ver unas cosas y que era obligatorio. Que después nos explicaría lo que viese. Los monitores mostraban que tanto las contracciones como los latidos del bebé estaban bien. De echo, A. y C. nos felicitaron varias veces diciendo que todo iba muy bien.

> Las interrupciones del proceso de parto (tener que subir a la camilla dejando la bola y otras posturas) y los tactos en contra de mi voluntad fueron lo más doloroso de todo el parto.

> En el cuarto tacto, a puertas de comenzar la fase expulsiva (lo cual era evidente dadas las ganas de empujar y diferente tipo de contracción) manifestamos otra vez que por favor no queríamos realizarlo. La matrona, sin ninguna explicación y sin ningún cuidado, haciendo uso de poder y distante, prosiguió a pedir que me levantara, me subiera a la camilla en posición tumbada, rompiendo así otra vez el ritmo natural del trabajo de parto.

> Se realizaron tactos vaginales cada 2h, cuando la recomendación de la OMS es hacerlas cada 4h. Además, hay otras signos y síntomas para saber que el parto progresa. No solo la realización de un tacto vaginal.

Expulsivo y corte repentino del cordón umbilical

> Al comenzar la fase del expulsivo (en la camilla), se acercó la matrona C. con la mesa de instrumentos. Al notar su postura preparada para la acción, inmediatamente le comentamos que queríamos hacerlo sin dirigir o guiar activamente con las manos por parte de la matrona (que dejara que cabeza y cuerpo salieran al ritmo de bebé y madre). Solo queríamos guía verbal por su parte.


> Ante la situación de desconfianza también le recordamos que queríamos un pinzamiento tardío del cordón umbilical.


> Alejó su carro instrumental, se puso a acompañar la salida del bebé y a guiar los pujos, entre quejas tales como "Pues nada, a esperar".


> Todo iba bien (monitores) pero cuanto salió la cabeza del bebé, de un instante a otro (no pasaron 5 segundos), C. cogió las tijeras, tapó la zona de la vagina con un papel quirúrgico, cortó algo que no pudimos ver y haciendo una maniobra sacó el cuerpo del bebé. Puso al bebé en la camilla, lo agitó y lo raspó con una toalla.


> M. inmediatamente le pidió que no limpiara el vermix al bebé y que me lo pusiera encima piel con piel. A lo que C. respondió "No lo estoy limpiando. Yo ya sé lo que hago. Estoy mirando si está bien. ¿Qué prefieres, que le meta un tubo?"


> Le pregunté qué había pasado, si me había hecho una episiotomía o qué había hecho cuando tapó nuestra visión... y argumentó que "tenía una circular apretada" y que había cortado el cordón.


> Estábamos paralizadas con la brusquedad y violencia del momento. La auxiliar, en silencio, nos miraba empatizando con la situación.


> Me puso el bebé encima y M. cogió el móvil para sacarnos una foto. C. dijo "Deja a un lado el móvil, anda, y corta el cordón". A lo que ella le respondió "Para qué, si ya se lo has cortado". C. dijo "Bueno, pero el detalle es el mismo". Le dio las tijeras y le hizo cortar el cordón sin ningún sentido. Dando por echo que no éramos conscientes de la importancia de lo que acababa de hacer.

> No se respetó el pinzamiento tardío del cordón umbilical (en situación de bajo riesgo) y éste fue sin duda el momento más violento de todo el parto y el que más repercusión tiene en nuestra familia.

Muchos bebés nacen con una vuelta o más del cordón umbilical apretado. Es algo normal y las intervenciones que un profesional debe hacer siguen siendo mínimas para mantener el bienestar fetal en el momento del alumbramiento. Siendo estas: animar a la madre a que con la siguiente contracción expulse el cuerpo, ver si el cordón impide el flujo sanguíneo normal. En caso de ser así, con un dedo liberarlo de la cabeza, una vez liberado el problema se ha resuelto.

Por tanto, no es necesario que la profesional ayude al alumbramiento del cuerpo activamente con sus manos, ya que debe ser la madre quien lo haga. Si no quiere, lo mejor es mantener una postura expectante. No es necesario cortar el cordón ya que el problema se ha resuelto y esa sangre le pertenece al bebé (pudiendo llegar a ser hasta un tercio del volumen sanguíneo total). ⠀⠀

Alumbramiento de la placenta

> Antes del expulsivo, al escuchar que queríamos el mínimo de intervención, C. comentó que para acelerar el alumbramiento de la placenta se suele poner un medicamento. Le preguntamos si se podría evitar el medicamento y respetar el tiempo que necesitase para la expulsión.


> Comentó que eso no podía ser, que allí “siempre se hace así”. A lo que le pregunté "¿Es una recomendación o una obligación?". Estaba molesta por la petición de información, explicaciones que deseábamos y límites que seguíamos poniendo con el objetivo de establecer una comunicación y comprensión mutua para poder tener el parto más acorde a nosotras posible.


> Ella al final dijo que era una recomendación (sin explicar por qué nos lo recomendaba), pero que tuviese claro que si algo sale mal..."¿Ves a esas personas de bata blanca por los pasillos (haciendo referencia a los ginecológos/as)? Pues si hay algún problema, vendrá uno y te meterá el brazo para sacártela. Tu verás."


> Le pedí que no me pusiera y que esperásemos a que saliera. Me dejó 15 minutos mientras intentaba sacarla tirando del cordón. Y nos comunicó que nos estábamos pasando de tiempo, que había "overbooking en los paritorios" y que se dispuso a sacar la placenta apretándome el abdomen de manera muy dolorosa.

Falta de apoyo para inicio temprano de la lactancia materna

> Como parte indispensable de la experiencia de parto positiva que buscábamos quisimos un tiempo (1h) en privado y en exclusiva con la familia para promover lactancia materna y vínculo con el recién nacido. Estuvimos en todo momento con la matrona y la auxiliar entrando y saliendo y nos trasladaron a planta, ya que había prisa para utilizar el paritorio.

> Pusimos al bebé en la tripa para dejar que pudiera reptar al pecho mientras nos trasladaban a planta. C. opinó que "Casi ningún bebé es capaz de hacer eso, así que ponle al costado y listo."

Trato infantilizador y autoritario. Falta de empatía, cuidado, comunicación para crear un vínculo de confianza y poder acompañarnos. Ni respeto ni dignidad

> Desde el momento en la que C. entró en el paritorio hasta que nos despedimos, la mayoría de la comunicación y acciones sucedieron sin información, sin ninguna simpatía y sin contemplar darnos opción de decidir algunas cosas por nosotras mismas. Todo se rigió por protocolos establecidos. En vez de explicar, informar, aconsejar y acompañar, la comunicación fue orientada al miedo, a la amenazar y la burla.

> El tener que negociar en cada momento fue emocionalmente muy agotador, desconcentrante y nos generó mucha inseguridad e impotencia. C. terminó por no dirigirse a mi mujer y tuve que mantener conversación con ella, sacándome de mi proceso de parto.

> Desde inicio dijimos que quien me representaba en la toma de decisiones era mi esposa, ya que habíamos preparado el parto juntas. A C. no le gustaron las peticiones que hacía y decidió no dirigirse a ella. Esto resultó en tensión, en que yo tuviera que dialogar con ella durante el parto y en que me sacaba innecesariamente del planeta parto. Fue muy cansado.


> Denunciamos todos estos hechos porque nos parece inaceptables ética y profesionalmente y porque entre otras cosas, rompe con el Capítulo 4 de "Declaración de Derechos y Deberes de las personas en el Sistema Sanitario de Euskadi."

No poder ser atendidas en Euskara

> A., la primera matrona, nos habló en Euskera, lo que ayudó a que nuestro vínculo fuera más cercano. C. no habló ni un kaixo u oso ongi en Euskera y aún hablándole en euskera, respondía "¿Cómo dices?".


> En un hospital público vasco como es el Hospital Donostia, consideramos que se debería poder atender a pacientes en su lengua materna, o en su defecto, hacer algún intento de acercamiento o disculparse.

Ambiente inseguro y tenso

> En estado de alarma del COVID19 contribuyó a generar un ambiente de estrés:

- Desde el ingreso estuvimos con mascarilla (parto incluido).

- La primera consulta en ginecología (en la que tuve que explicar porqué habíamos ido y se me explicó el procedimiento de la inducción con oxitocina) tuvo que ser sin acompañante, lo cual fue muy desconcertante.


- C. transmitía cansancio. En una de las visitas, cogió una silla y se sentó diciéndole a la auxiliar "Me voy a sentar que no puedo más, encima aquí estamos en confianza y nadie me ve".

- También mostraba que tenía prisa, como por ejemplo mientras esperaba al alumbramiento de la placenta y entró una auxiliar para que fuera a otro paritorio, ella contestó: "Nada aquí estoy, que tengo que esperar a que salga la placenta y a ver si no hay consecuencias. Por tanto, yo me quedo aquí" (con tono y gesto burlesco).

- Los equipos se mostraban nerviosos y tensos por la carga de trabajo. "Vaya noches que llevamos, tenemos overbooking".

- La atención y las intervenciones no estaban basadas en una atención individualizada y cuidadosa, sino más bien, interesadas en la actuación rápida, intervención generalizada y de otros intereses como el bienestar de las trabajadoras, sistema sanitario incluso intereses económicos. Creemos que estar en estado de alerta, agravó las decisiones que se tomaron, tales como el pinzamiento del cordón no tardío y demás relatos que hemos explicado con anterioridad.

Denunciamos el maltrato recibido y las intervenciones perjudiciales físicas y psíquicas que tuvimos tanto el bebé, la madre gestante y la madre.

NORMATIVA RELEVANTE:
1. Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19
2. Documento Técnico de la Mujer Embarazada y el recién nacido con Covid-19, de 17 de Marzo de 2020.
3. Recomendaciones de la OMS. https://www.who.int/es/news-room/q-a-detail/q-a-on-covid-19- pregnancy-childbirth-and-breastfeeding
4. Ley 41/2002, de 14 de Noviembre, reguladora básica de la autonomía del paciente

En virtud de estos hechos, MANIFESTAMOS QUE,

El pasado 14 de Marzo se decretó el Estado de Alarma en España por emergencia o crisis sanitaria debido al Covid-19. Esta situación supone la restricción o limitación de ciertos derechos, pero no afecta de ningún modo a derechos relacionados con el parto y nacimiento.

Las mujeres embarazadas deben mantener intactos todos sus derechos según la normativa vigente y vinculante a día de hoy como puedan ser la Carta Europea de Derechos del Paciente; la Recomendación General 24 de la Convención para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra las Mujeres de 1979 (CEDAW); el Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié́ en la atención del parto y la violencia obstétrica de Julio de 2019 y sus recomendaciones; nuestra CE; la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias; la Ley 41/2002, de 14 de Noviembre, reguladora básica de la Autonomía del Paciente y demás normativa sanitaria de obligado cumplimiento; Recomendaciones de la OMS; la IHAN (Iniciativa a la Humanización en la Atención al Nacimiento y la Lactancia), Estrategia de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad y de las distintas CCAA y la evidencia científica actualizada. Por lo que, cualquier limitación en los derechos de las mujeres embarazadas constituye sin más una vulneracióń de los mismos y puede dar lugar a una mala praxis.

El decreto de Estado de Alarma no limita los derechos de las mujeres embarazadas como usuarias de la Sanidad en cuanto a la toma de decisiones en lo que respecta a los detalles de su parto, así́ como su derecho a estar informada verazmente, prestar consentimiento informado, derecho de aceptación o rechazo de tratamiento o intervenciones que supongan riesgos para su salud o su vida y todos los que en situación de normalidad sanitaria se han de respetar.

El documento técnico del Ministerio de Sanidad, de 17 de marzo de 2020, en cuanto al Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con Covid-19 indica las practicas a seguir en estos casos. Dicho documento está avalado por Sociedades y Asociaciones tales como la FAME, SeNeo, SEGO, etc. y trata de seguir las Recomendaciones que la OMS en relación al embarazo, parto, puerperio y lactancia y Covid-19.

Las Recomendaciones de la OMS, basadas en evidencia científica, indican que todas las mujeres embarazadas y sus bebes, incluso cuando se sospeche o se haya confirmado que tienen la COVID-19, tienen derecho, a recibir atención de alta calidad antes, durante y después del parto. Esto incluye atención de salud prenatal, neonatal, postnatal, intraparto y mental.

Una experiencia de parto segura y positiva implica:

  • Ser tratadas con respeto y dignidad;

  • Estar acompañadas por una persona de su elección durante todo el proceso del parto;

  • Comunicación clara del personal del servicio de maternidad, incluyendo recabar siempre el consentimiento informado ante cualquier tipo de intervención médica;

  • Estrategias adecuadas de alivio del dolor;

  • Movilidad en el trabajo de parto, y libre elección de la postura durante la fase de expulsivo;

  • No separar el recién nacido de su madre, realizando contacto piel con piel tras el nacimiento, también en las cesáreas;

  • Realizar el pinzamiento tardío del cordón umbilical, para favorecer el desarrollo del sistema inmune del bebé.

El tipo de parto debe determinarse de modo personalizado y de acuerdo con las preferencias de la mujer y las indicaciones obstétricas, recomienda dicha Organización. Incluso una mujer con COVID-19 puede amamantar a su bebé si así́ lo desea. El contacto directo y temprano, así́ como la lactancia materna exclusiva ayudan al bebé a desarrollarse y contribuyen a una mejor recuperación materna.

Obviar los múltiples beneficios psicoemocionales y físicos tanto para la mujer como para el bebé de prácticas como el acompañamiento en el parto en todas sus fases, permitir hacer piel con piel o fomentar el vínculo, el apego y la lactancia materna entre otras recomendadas por la OMS incluso para mujeres contagiadas por Covid-19, causan un estrés innecesario en las mujeres que las posiciona y predispone a una situación de mayor vulnerabilidad aún y el abuso de la doctrina de la necesidad médica unida a la actual crisis sanitaria están propiciando una vulneración sistemática de los derechos más fundamentales de las mismas y, a la postre, de sus bebés.

Y para que conste a los efectos oportunos, se firma la presente reclamación por vulneracióń de derechos y malas prácticas en ....................a .........de ......................de 2020.

Fdo.: B. A. Fdo.: I. G. Fdo.: M. B. El Parto es Nuestro