Relato de Aldana. Nacimiento de Brianna
Parto normal inducido
Llegaba la fecha probable de parto y mi bebé no daba señales de querer salir.
En la semana 40 tuve control con la ginecóloga y me hizo el pase de internación para la semana siguiente (41). La palabra inducción daba algo de miedo y, como dicen que la esperanza es lo último que se pierde, yo confiaba en que todo se desencadenara por sí solo. Pero no fue así, apenas unos dolores de cadera.
Llegó el martes y, como un acto de masoquismo (así le decía todo el camino a mi mamá), me fui al sanatorio sabiendo que venía mucho por delante. Primer parto y esa palabra "inducción" resonaba en mi cabeza.
Llegamos, yo creía que en ese mismo día ya tendría a mi bebé conmigo, pero para sorpresa baja una obstetra a decirnos que no había lugar en el piso 3 (el de pre parto y parto). De todos modos, dado que viajé aproximadamente 60km, me darían un lugar para esperar que al día siguiente se hiciera la inducción.
Al rato, cuando me subieron, me puse mi camisón para ir familiarizándome con lo que venía. A mi lado tenía a una mujer con la bolsa rota, conectada a suero con oxitocina. Y al verla, se notaba que las contracciones dolían. Esa misma noche escuché parir a 3 mujeres: sus quejidos, el "dale, dale empujá" de la partera y el tan esperado llanto del bebé.
A la mañana siguiente me desperté y me dieron los “buenos días” revisando el cuello de mi útero. Tenía 2 cm de dilatación y "un buen cuello" me decía la ginecóloga: podríamos evitar la oxitocina y sólo colocar una sonda que me ayudara a dilatar. Más tarde vino la enfermera a colocarme el circuito y pasarme antibiótico (el examen de estreptococo dio positivo), las 16:30 me empezarían a pasar oxitocina.
Posteriormente, me mudé al otro cuarto en el que daría a luz. Las ginecólogas me pusieron la sonda pero se les resbaló por la dilatación que ya tenía yo. Al rato me despegaron las membranas, tenía algunas contracciones pero suaves y muy espaciadas. A las 16:30 me pusieron la oxitocina luego de lo cual comenzaron las contracciones suaves, se iban y volvían. Hubo monitoreos seguidos. Cerca de las 18 me rompen la bolsa, venían contracciones más fuertes y seguidas: pero al no entrar en un ritmo me seguían subiendo la oxitocina, no entendía mucho esa máquina.
Ya para las 20 cené a puras contracciones pero por lo visto aún no eran tan dolorosas. Y ya a las 22 era una atrás de otra y tenía 6 cm de dilatación: enfermeras, parteras y todo el personal se movían alrededor de mí acomodando todo porque "se venía".
Cuando dilaté a 9 cm y comencé a empujar, la impresión que le quedó a mi madre era una cara roja o más bien bordó: creía que me moría. Entonces veo que se me acerca la partera con la jeringa: anestesia local y episiotomía. Luego otra se subió a mi panza bien fuerte, salió la cabeza, luego su cuerpo y finalmente me pusieron a Brianna sobre mí. Ahí me sentí inmensamente feliz: 3,150 k y 50 centímetros de puro amor.