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Relato de superación

Después de 2 meses de puro amor, veo el momento de escribir mi parto. Una vez reposada la intensidad y ser consciente de que lo saborearé cada dia de mi vida cuando quiera recordarlo sabiéndome mujer de la manera mas afortunadamente animal que existe. Sabiendo que lo vivido gracias a toda la información que llegó a mis manos me puso en contacto con algo que no todas las mujeres que decidimos tener hijos pueden o tienen. Me siento como afortunada en secreto entre una multitud que me cree una hippie, naturista, o incluso loca por "querer sufrir", que me deja sin palabras porque se que la felicidad que he experimentado ni de lejos podrán acariciarla con la punta de sus dedos y a mi me dará aliento y alas para hacerme valer cada dia de mi vida que soy mujer y puedo con todo, porque mi parto, gracias a un hombrecito, es el mayor acto feminista de mi vida que me empoderó hasta el ultimo de mis días.
Ciro es mi segundo hijo.
Aldara llegó a mi vida después de un bioquímico cuando a poco empezábamos su padre y yo a fantasear de cómo sería educar y de qué momento seria el mejor para decirlo a la familia.
No dio tiempo y después daba miedo volver a intentarlo por volver a pasar por ese miedo.
Ese miedo de hecho se materializó cuando descubrimos con tanta ilusion que estaba embarazada porque desde el principio manché varias veces. Dada de baja desde la semana 11 por tanto tuve mucho tiempo de leer, de descubrir pediatras, métodos, lactancia... Pero no quería saber del parto hasta que no fuera llegando el momento. Iba descubriendo poco a poco que había estado viviendo en un mundo paralelo al de la maternidad y sin querer llegó a mi Consuelo Ruiz y "Parir sin miedo".
Me abrió tanto los ojos y me hizo llorar tanto ese libro que desde ese momento soy otra mujer.
Lloré amargamente de lo maravilloso que era leer esos partos, esas sensaciones, esos relatos desde ambos puntos de vista. Y lloré además de la emoción porque comprendí que yo no iba a tener eso. No podía permitirme un parto en casa y por mucho que me preocupe en ver qué opciones tenía en los hospitales mas cercanos tampoco es que ninguno me ofreciera grandes diferencias respecto a los otros así que me quedé en el que me pertenecía porque además fue al final el que mas me convenció.
Hice mi plan de parto, fui a una reunión de El Parto es Nuestro y contrasté y me ayudaron a resumir y concretar dándole algo de forma.
Pero... Llegué a monitores el dia que hice la 41 y a pesar de que tenía claro que no permitiría un tacto obedecí sin resistencia, temblorosa y con miedo... Y rompí aguas en ese tacto. A partir de ahi peleas por rechazar una inducción, peleas porque quise venirme a casa... Conseguí a duras penas y tras darme 2 consentimientos que ni leí, que me dejaran 24 horas porque había líquido y Aldara estaba genial.
Al poco empezaron las contracciones; en el pasillo, mojada, temblando, llorando, agarrada de la mano de mi pareja, esperando a que me llamaran para volverme a dar otro consentimiento para la inducción al día siguiente, en una silla de ruedas... Tantas veces repetí que tenía un plan de parto que la enfermera que asistía a la tocóloga me cogió la mano y me preguntó lo que yo quería y me dijo que si me servía de algo ella me entendía y me aseguraba que esa señora no había hecho nada para que rompiera aguas. Debo decir que no sentí ningún dolor, al parecer porque tenía el cuello medio borrado ya y estaba teniendo contracciones de parto.
Mas tranquila en la habitación empecé con contracciones mas frecuentes y rítmicas pero totalmente soportables. Me dejé convencer para bajar a que me vieran y ademas tuve la suerte de saltarme monitores proque todas las camillas estaban ocupadas y me llevaron directamente a dilatacion donde la primera matrona que me vio me confirmó que estaba ya de 3 cm y me quedaba allí. Hablamos de cómo quería que fuese todo y me trajo la pelota de pilates y me animó a usar la ducha.
El miedo, la incertidumbre, la cara de mi chico... Todo había empezado tan mal que no podía liberarme de eso. Apenas 48 horas antes habia empezado con contracciones en casa y estaba tan feliz hasta que se pararon... Había leído pero no tenía tanto asimilado como para derrumbar el miedo a no saber o a que sobrepasara todo aquello las espectativas que tenía que al final, y a pesar de que la matrona me animó a aguantar mas sucumbí y pedí la epidural. No habia espacio entre contracciones, no podia respirar, no sabía que la ducha podía ayudarme tanto... Y cuando vomité me derrumbé porque ya no podía más. No sabía que todo eso significaba que mi hija estaría en mis brazos en apenas 3 horas.
Aquella matrona me dijo dónde estaba la ducha, me dijo que por qué no esperaba un poco, pero no me explicó, no me empoderó, no me dijo que sí que era capaz, que la ducha me ayudaría, que ella me ayudaría a meterme si lo necesitaba o le podia a decir a mi compañero cómo hacerlo; me habló pero no conectó conmigo. No la culpo, pero a pesar de que todo fue bien, no fue como podría haber sido.
Tras la epidural descansé : si algo tenía claro era que quería disfrutar mi parto y ahora empezaba a estar relajada después de todo el día.
Obviaré las formas de la anestesista y su sorna por mi cambio de opinión porque luego llegó Patri: ella vino a disipar todas las dudas; se aprendió mi plan de parto hasta el punto de hablar conmigo cada cosa sin el papel en la mano. La conocí a las 21 y no quiso hacerme un tacto. La otra matrona me habia visto antes de su marcha y de ponerme la epidural y ella prefirió esperar un par de horas. A las 23 y después de haberme cambiado de postura porque la peque había empezado a tener las pulsaciones mas bajas prefirió que la gine me viera. Por suerte ya estaba en completa y por suerte en 3 empujones mi hija estaba sobre mi sin que yo pudiera sentir su paso de un lado al otro. Tuve mucha suerte porque Patri no me subió a un potro, porque me animó a que yo me pusiera como quisiera y me ayudó a colocarme a pesar de que no me sentía las piernas, porque cada pujo que dirigió me hizo venirme arriba y no se ni de qué manera pujé para que no hubiera ningun tipo de intervención. 2 puntos por dentro porque Aldara venía con el brazo derecho agarrado a la oreja izquierda y todo lo demás fue amor a solas con la que desde entonces es mi familia: su papá, Aldara y yo. Nació un miercoles 5 de Octubre de 2016 a las 23:55 y desde entonces no ha parado de lagartijear y de llenar cada rincón con su alegría y su poca vergüenza.

Pero la vida quiso regalarme otra oportunidad cuando estábamos decidiendo si nuestras noches sin dormir estaban llegando a su fin porque el patrón de su sueño de 5 despertares para engancharse a la teta parecía estar cambiando despues de 2 años. Y en una revisión del dentista con receta de ibuprofeno y a pesar de que me quedaban días (o me sobraban proque muy clara no tenía mi fur) en la misma farmacia donde pedí el ibuprofeno pedí un test de embarazo sin que mi chico se enterase.
Llegué a casa me metí en el baño y me hice el test. Salió una raya casi imperceptible que nos hizo acercarnos a una farmacia de nuevo a pedir otro de mayor precisión; me lo hice y lo dejé sobre la repisa del espejo mientras el asimilaba y leía una y otra vez el prospecto y yo resfregaba la camiseta del uniforme de la guardería.
Yo esperaba que pitase, que parpadease, que saliera una luz, fuegos artificiales.. Yo que sé y por fin apareció el resultado:"embarazada 1-2 semanas".
No me lo podía creer. Lloré mucho. De pronto mi hija era más pequeña de lo que era. Tuve una pena enorme que me hizo dudar durante todo ese primer trimestre. Luché conmigo misma, no podía creerlo. A partir del 2 trimestre todo fue diferente. Tenía claro que esta vez, y ya que los virus no nos han dado tregua todo el invierno, mas que posturas de yoga y masajes perineales, lejos de infusiones de tes de frambuesa y píldoras holísticas de homeopatía, necesitaba empoderarme. Necesitaba apoyo de mi pareja, necesitaba que el se empoderase para que me empoderase a mi. Necesitaba que el fuera mi voz cuando yo no tuviera aliento.

Consuelo, Odent, Ibone Olza, hipnoparto, la nueva revolucion del nacimiento, meditación, visualización... Todo estaba dirigido al momento que no quería que me arrebataran.
Y me reconcilié conmigo misma antes de que llegara el día. Esa fue la luz de todo : mi autoreconciliación.
Esta vez incluso planeó la posibilidad de la cesárea por podálica trasversa, porque igual podia estar en podálica que en cefalica el mismo día. Sabía que todo era normal en un segundo parto pero reconciliarme y saber qué esperar y qué pedir, que necesitaba en cada momento y cuáles eran las alternativas, el tener tanta información, me ha ayudado tanto...
Llegó el día. Esa noche mi chico me convenció para salir solos a cenar aprovechando que mi madre estaba en casa para ir al día siguiente a la comunión de mi sobrino. No me apetecía en absoluto. Estaba cansadísima de todo el día haciendo cosas en casa y limpiando para el día siguiente y para cuando llegara mi madre.
Me dolía todo, tenía sueño, eran como casi las 23 cuando salimos de casa y encima a las 7 y media teníamos puesto el despertador;
Me veo diciéndole con cuidado a mi hija que mamá y papá se iban pero volvían rápido y mi hija me suelta un "vale adios cariño "que me deja loca. Era la primera vez que se quedaba tan ancha mientras nos íbamos.
Y cenamos, y hablamos, y nos dimos la mano y me abrazó para que entrara en calor porque de pronto hacía frío... Y hablamos de ir el lunes al teatro a ver si quedaban entradas para la obra que ese dia no habíamos podido ir... Y llegamos a casa, llevamos a la peque a la cama, recogimos ropa y nos tiramos en el sofá a abrazarnos mientras nos comíamos un polo de esos chungos de plástico que en cada pueblo de España llaman de una forma.
A la 1 nos acostamos; yo incluso sin sueño. Leí alguna entrada del grupo, contesté alguna duda y busqué fotos de otra comunión a la que no había ido porque me parecía un pasote 2 eventos religiosos el mismo finde jajaja, puro cotilleo debo reconocer. Y de pronto, antes de dar con ninguna foto suculenta del evento, noté como rompí aguas:
"illo illo illo que he roto aguas"
A partir de aquí empieza la comedia :
-¿qué?? Y qué hago?"
- Yo que sé, traete algo, una tolla que estoy chorreando!

Nos levantamos con toda la tranquilidad del mundo, aunque no lo parezca, y nos vinimos al salon a arreglar el mundo.
Con la toalla alrededor, sentada en la pelota, feliz, contenta, sin dolor, besos y mas besos, abrazos y mas abrazos, y muchas sonrisas.
Organizamos la logística de mi hija y fuimos a verla dormir muchas veces. Por turnos, a hurtadillas sin que el otro lo viera. Derramamos lágrimas al verla tan mayor de pronto, ya en su cama por decisión propia esa semana.
Y cuando todo estaba decidido, el se puso a hacer café, tirar basura, recoger el lavavajillas y yo a fregar el cuarto de baño jajajaja.
Mientras ya habían empezado las contracciones y nos encontrabamos a medio camino por el pasillo: el cronómetro en mano con una de esas apps preguntando si ya había terminado la contracción que 5 min atrás le habia dicho que empezaba a picar. Limpiando el pie del wc agachada en cuclillas me dio una contracción que me hizo darme cuenta que iba a ser mas rápido de lo que imaginaba. Serian en ese momento las 3 y media aproximadamente. Solo una hora y media después de estar en la cama alcahueteando, así que me di una ducha larga.
A las 5 y 25 con las maletas hechas, con más bailes y más abrazos, y mas sonrisas estaba delante de mi madre diciendole que me iba al hospital xq estaba de parto, no xq me hubiera puesto mala como pensó cuando la desperté.
Y bajé las escaleras y hasta el coche que estaba en la puerta me pudieron dar unas 4 o 5.
Me atrincheré lo mas cómodamente posible en el asiento trasero y en el trayecto, sin coches, con una luna llena preciosa, me dio una contracción que me hizo dudar de mis fuerzas pero simplemente la achaqué a la postura que me impedía todo el movimiento que le había estado dando a mi cuerpo. El peque se movía, seguía saliendo líquido claro, seguí probándolo...
Aparcamos justo al lado. Nadie en la calle.
Una cuesta complicada hasta la puerta del hospital que me hizo concentrarme en relajar mi cuerpo y dejar hacer a mi hijo y a mi útero. Nadie tampoco en la sala de espera.
Un cristal de una ventanilla que reflejaba nuestro abrazo, mi danza y nuestras sonrisas húmedas.
En triaje nos confirmaron que estaba de 4 cm y de nuevo dudé si podría conseguirlo. La atención impecable. De nuevo sonrisas y carcajadas por los gayumbos de mi pareja y el pañal de mi hija lleno de líquido amniótico... Dudaba y me vine un poco abajo porque pensé que podría estar de mas o haber aguantado mas en casa pero ya no luchaba porque estaba reconciliada conmigo misma. Quería probar el óxido nitroso y habíamos bromeado un rato con eso. Ahora quería simplemente vivir la experiencia como yo quisiera. Sabiendo que cada decisión iba a ser solo mia.
La matrona que me recibió bien podría haber salido de la casa de Bernalda Alba o de una película de Almodovar y no me lo puso nada fácil.
- quieres la epidural que ya te la puedes poner
- prefiero esperar y usar la ducha, la pelota, el oxido...
- seguro? Porque como estás yo no te veo que vayas a aguantar
- bueno de momento ( yo de pie apoyada en la cama)
Eso se repitió hasta en 5 ocasiones terminando con un "bueno entonces hemos dicho que no quieres la epidural no?"
Me volví a pelear como en mi primer parto pero esta vez consciente de que no queria estar acostada, que no queria monitores que me mantuvieran arrestada ni media hora ni medio minuto. Advertí que me subia a la cama pero me iba a poner como yo quisiera, a 4 patas o como me diera la gana. Utilicé exactamente esas palabras.
Y me tumbé de lado, con la pierna de arriba flexionada. Y me hundí en las manos y en los ojos de él. Fuerte y sereno como un roble. Una mirada segura que me demostró que estaba dispuesto a empezar a luchar a mi lado. Que me calmó hasta que en la 2 contracción así noté como literalmente me abría por dentro. Algo muy raro porque era imposible que fuese eso... Habría sido el cambio de postura al subirme a la cama... Cualquier otra cosa... Y antes de terminar de asimilarlo ganas de empujar.¿ Yaaaa??!!! Creía que si, pero me negaba a que llamara de nuevo para que aparecía la tia de la pescadera de Torrente otra vez. Pero de pronto otra contracción y no eran ganas, es que mi cuerpo estaba empujando solo! Empecé a sangrar y decidimos llamar. No era posible. Fue una matrona mas joven la que me pidió explorarme, pero no era posible... Me pedía que no empujara pero no podía, gritaba que no podía dejar de empujar proque yo no estaba haciendo nada! Ella me gritó igual que respirara y lo hice y funcionó: pudo ver que estaba de 9 cm pero el bebé estaba muy abajo. 3 contracciones más en las que mi cuerpo expulsaba a mi hijo. Mi hijo se abría camino sólo. Él lo hizo todo, yo sólo me abandoné a ese fuego que sabía y reconocía perfectamente a pesar de no haberlo sentido nunca. Sabía qué se sentía a pesar de no haberlo experimentado jamás. Y me incorporé cuando no té que salía y yo cogí a mi hijo sin que nadie me dijese nada, sin que diera tiempo a que me dijeran que lo cogiera yo ya lo tenia en el pecho y entre tanta gente que entró de pronto por mis gritos sólo buscaba la mirada llena de lágrimas de su padre.
Me sacaron de la sala de dilatación unida a el por el cordón y entre todas ahí estaba la que 5 min escasos antes me habia dicho que no podria aguantar sin epidural para felicitarme jajajajaja. Habia ingresado a las 5:50 y la hora de nacimiento a la que se anotó con todo ese jaleo fueron las 6:15
En paritorio alumbré la placenta y cosieron los 2 puntos internos que su hermana había provocado 2 años y medio atrás. Al día siguiente pedimos el alta voluntaria y desde entonces tengo a un verdadero rey persa como su propio nombre en mi vida.

Es un remanso de paz que como dijo su padre con lágrimas en los ojos llegó de puntillas, rápido, sin querer molestar mucho. Que todo lo convierte en fácil porque solo sabe sonreír y dormir mucho. Que tiene enamorada a esta familia y a esta mujer para el resto de su vida porque me ha enseñado mas de mí misma que todo lo que sin el hubiera podido aprender en 100 vidas.