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Relato de violencia obstétrica en Argentina en hospital público

Hoy escribo esto para encontrar mi voz, 8 meses después del parto de mi hija, para relatar el horror que viví el día que tenía que ser el más feliz de mi vida, cuando me arrebataron el momento más importante de mi vida y me violentaron de todas las formas posibles.

A las 39 semanas y 1 día de gestación, el 4 de agosto de 2021, pasé todo el día con contracciones de Braxton Hicks y una leve pérdida del tapón mucoso. Al ser primeriza no sabía que tan intensas tenían que ser mis contracciones para ser consideradas trabajo de parto, y tenía dinámica por momentos que después de un rato cesaba, por lo que decidí ir al hospital para que me hagan un tacto a las 11 de la noche. Al llegar me atendió una practicante de obstetricia y una obstetra, me hicieron monitoreo durante 10 minutos y no tenía suficientes contracciones, me hicieron dos tactos (uno la obstetra y uno la practicante), me dijeron que tenía 1cm de dilatación, que podía pasar días así y que fuera a mi casa. A la 1am, dos horas después, tuve un fuerte dolor en la espalda repentino, perdí el tapón mucoso completo y empecé con contracciones de intensidad moderada-fuerte con dinámica. Pasé hasta las 5am en mi casa en movimiento, haciendo los ejercicios que había aprendido para agilizar el trabajo de parto hasta que el dolor de las contracciones se me hizo insoportable y decidí acudir de nuevo al hospital. Cuando llegué me hicieron monitoreo nuevamente, y llegue a tener 3 contracciones en 10 minutos, pero la duración era de poco más de 30 segundos. Me hicieron tacto nuevamente y seguía teniendo 1cm de dilatación. Me dijeron que me iban a ingresar durante una hora para monitorearme, me iban a poner Buscapina vía intravenosa e iban a ver si progresaba pero probablemente me iba a ir a casa denuevo. Hicieron lo dicho y después de una hora me chequearon, seguía con 1cm de dilatación. En ese momento sin informarme ni preguntarme me desprendieron membranas para inducirme, solo me lo dijeron cuando grite de dolor, y me informaron lo que habían hecho "para ayudarme". Me dijeron que ahora sí me tenía que quedar ingresada porque con eso iba a avanzar más rápido. Las horas empezaron a pasar, sinceramente no sé cuántas porque no volví a ver la hora ni la luz del sol hasta después que nació mi hija. Todo el tiempo estuve en movimiento como se me recomendó, el dolor de las contracciones era cada vez más intenso, cada tanto me monitorean y el trabajo de parto no avanzaba. Me hicieron varios tactos cada 20 minutos, dos veces, uno la obstetra y otro la practicante. Pasaron varias horas sin avances y me dijeron que para ayudarme me iban a abrir el cuello del útero con los dedos para dilatar me y ayudarme a avanzar. Las primeras dos o tres veces el dolor fue bastante soportable. Después de la tercera empecé a tener sangrado porque me estaban lastimando, el dolor se volvió insoportable e insistían en seguir haciéndolo porque "me estaban ayudando y me la tenía que aguantar si no quería que a mi hija le pase nada". En un momento paso una hora en que las 3 practicantes y la obstetra se fueron a una sala a descansar, yo estaba acostada en la camilla, me había puesto un apósito para no mancharme por el sangrado, e igualmente me pasé y manche hasta la cama. Me dio mucho miedo así que golpee la puerta y pregunte si era normal. Me dijeron que si por el tacto y cerraron la puerta. Después de ahí cada 15/20 minutos me siguieron abriendo el cuello del útero con las manos, dos veces durante la contracción y me obligaban a pujar y soportar el dolor para apurar el parto. Las palabras de la obstetra "tenés que apurarte mamita porque dos practicantes ya tuvieron un parto y ella no, ya terminó su turno y se está quedando para hacer el tuyo" refiriéndose a una practicante. Cada vez que hacían esto sacaban a mi marido afuera, tenía que pasar por todo eso sola. El dolor del procedimiento era cada vez peor, llegó un momento que era tan insoportable que mis gritos desgarradores se escuchaban por todo el hospital, y cada vez que lo hacían entraba en pánico, las agarraba de las manos y las sacaba de adentro mío con la fuerza que no tenía porque sentía que me iba a morir. Me gritaban que aguante porque "si le pasa algo a tu hija va a ser culpa tuya" y "yo te lo estoy haciendo despacio, aguantá porque cuando venga el médico va a ser peor". En un momento mi mamá, que estaba por salir del trabajo llama por teléfono a mi marido que estaba afuera en el pasillo y escucha de fondo mis gritos de dolor y vino al hospital. Cuando entró sin autorización a la sala de preparto yo estaba en el inodoro, donde hacían pujar cuando tenía contracciones para ver si así podía dilatar. Yo estaba exhausta, adolorida, adormilada por el cansancio y las contracciones eran insoportables. Desde ese momento no se despegó de mi lado por más que le decían que se vaya. Llegó el médico, me volvió a chequear, me monitoreó. Vió cuántas horas habían pasado casi sin avances, a esta altura habían logrado abrirme el cuello hasta 5cm de dilatación a la fuerza. Él siguió haciendo lo mismo que los demás, lastimándome todavía más. En ese momento yo solo pedía con el poco aliento que tenía que pararan, que ya no soportaba más, que hicieran algo, que me ayuden. No hicieron caso. Me tildaron de exagerada, de que le estaba haciendo daño a mi bebé porque "no hacía las cosas como las tenía que hacer". Con 5cm de dilatación me obligaban a pujar cuando tenía la contracción mientras me abrían el cuello del útero con los dedos. No sé si perdí el conocimiento por momentos por el dolor. Mi mamá le dijo al médico que qué pensaban hacer, que yo no soportaba más, que no podían seguir haciendo eso, que hicieran algo que realmente me ayudara. Siguieron con lo mismo por una hora más hasta que no quisieron esperar más porque no avanzaba. Me mintieron con que había alcanzado la dilatación y me llevaron a la sala de partos, me hicieron poner los pies en los estribos y siguieron haciendo lo mismo, pero esta vez la obstetra puso su antebrazo sobre mis costillas empujando mi panza hacia abajo con todo el peso de su cuerpo (maniobra de kristeller) mientras el médico metía las manos adentro mío, agarraba a mi bebé de la cabeza y la tiraba hacia afuera con todo el peso de su cuerpo. Ni siquiera me acuerdo de mucho de esto, es lo que vieron mi marido y mi mamá por la endija de la puerta porque no los dejaron estar adentro conmigo. Hicieron esto durante unos 20 minutos hasta que pudieron bajar a mi hija al canal de parto. Ahí hicieron pasar a mi marido a la sala, cuando entré denuevo en contracción a los tirones sacaron a mi hija, me hicieron la episiotomía SIN ANESTESIA y la sacaron. La pusieron en mi pecho, ella no lloraba, estaba morada e hinchada, con la cabeza desfigurada. No me acuerdo de su cara cuando nació porque estaba tan desconectada de la realidad por el dolor que sentía que ni siquiera sabía qué estaba pasando. Se la llevaron para limpiarla y vestirla, mi marido fue con ella. Vino la practicante a hacerme los puntos, me pusieron anestesia dos veces porque se me iba muy rápido, y a la tercera no quisieron ponerme denuevo así que los últimos tres los sentí todos, cuando pregunté cuántos eran y como había quedado, no me quisieron contestar. Hoy en día tengo una cicatriz que está demasiado tirante y me duele todo el tiempo porque el punto estaba mal hecho, demasiado ajustado. Me hicieron parar de la camilla para sentarme en la silla de ruedas y casi me desmayo por el dolor, temblaba desde la punta de los pies hasta la cabeza, ni siquiera podía hablar por lo exhausta que estaba. Al otro día vino la misma obstetra a revisarme los puntos y me dijo que "la otra chica que estaba en la sala de preparto hizo quilombo cuando estaba ahí pero en la sala de preparto se portó como una señorita, vos la hiciste complicada querida". Como si hubiera sido mi culpa, como si yo decidiera que mi trabajo de parto no avance, como si todo lo que me hicieron no hubiera empeorado la situación en vez de mejorarla. Hoy en día, casi 8 meses después, sufro ataques de pánico, insomnio, se me ha borrado mucho de lo que ví por el trauma, no tengo la posibilidad económica de ir a terapia psicológica para superar un poco de la mierda que me hicieron vivir. Hoy en día esta gente vive su vida como si nada, sigue ejerciendo su profesión, y probablemente haciéndole pasar el mismo calvario a otras mujeres, mientras yo camino por la vida rota, ultrajada, adolorida del cuerpo y del alma. Y lo que pasé no me lo voy a olvidar nunca. Ojalá esto no lo pase nadie, nunca más, y haya una ayuda y una respuesta para las que pasamos por esto, porque no lo merecemos, porque no es nuestra culpa, porque nos robaron el momento más importante de nuestras vidas, porque hay que poner un freno a tanta violencia. Hoy en día no puedo entender que un equipo de 5 personas, jamás haya objetado, jamás se haya cuestionado lo mal que estaban actuando. Que ninguno haya dicho basta al otro en ningún momento. Que tengan tanta falta de empatía.