Relato y plan de parto cesarea programada
RELATO DE PARTO
No fue el parto que había soñado. Llevaba meses preparándome física y mentalmente para un parto fisiológico, lo menos intervenido posible, lo más “natural” que se pudiera. Había leído testimonios, relatos, visto vídeos, imaginado el proceso. Pensaba que estaba preparada.
Pero en la semana 34 tuve una pequeña pérdida que me hizo ir a urgencias por si acaso, porque, aunque no parecía preocupante, a esas alturas una ya se espera cualquier cosa, y más siendo primeriza. Monitores, ecografía abdominal y vaginal. Sangrado sin mayor particularidad (una venita que se podía haber abierto), pero atención: placenta previa oclusiva total (o lo que es lo mismo: la placenta obstruye el canal de parto por completo, como supe después). La ginecóloga de guardia no entendía cómo nadie se había percatado de ello hasta ese momento. Yo no sabía ni lo que suponía, salvo lo que me dijo nada más terminar: no es posible el parto vaginal de ninguna de las maneras, el bebé tendrá que nacer por cesárea programada. Lágrimas en la sala de monitores, a donde llegó una mujer totalmente dilatada para parir minutos más tarde.
Como firme detractora de la violencia obstétrica y de las “inne-cesáreas”, me costó mucho hacerme a la idea de que a mí no me quedaba otra que pasar por aquella cirugía, y que además debía estar agradecida por los avances de la ciencia, porque este tipo de casos eran los que hacían que una intervención médica fuera imprescindible. Y si, menos mal que vivo en un país industrializado y en el siglo XXI, pero aun así tuve que hacer mi propio duelo (el tercero en lo que llevaba de embarazo). Nadie parecía entender que yo no estuviera contenta con esta situación.
No obstante, me senté conmigo misma, medité sobre ello y me preparé un plan de parto por cesárea con todo lo que me hubiera gustado que sucediera. Se lo entregué a la matrona el día del parto, lo leyó y me dijo que, en principio, no había nada que no se pudiera cumplir si todo iba bien.
Finalmente llegó el día, en la semana 38+6 (no se podía esperar a la semana 40 por el riesgo que entrañaba que se desencadenara el parto de manera natural). Tenía la hora acordada con la ginecóloga, pero me llamaron esa misma mañana del hospital para preguntarme si podía ir un par de horas antes, por temas de ocupación del quirófano. Aparentemente habría menos jaleo si se adelantaba la operación. Dije que no había problema, total yo ya estaba mentalizada, pero de alguna manera me fastidió que nos tuviéramos que adaptar a la agenda del centro.
Cuando llegamos, a la nueva cita acordada, nos tuvieron esperando casi 2 horas porque no había habitaciones libres y no me podían hacer el ingreso, por lo que al final sucedió todo como estaba acordado inicialmente, salvo que tuve 2 horas de nervios previos más (y de hambre y sed, claro). De todas maneras, todos estos detalles me duelen ahora, que lo veo con distancia. Yo ese día iba a conocer por fin a mi bebé y me parecía todo bien con tal de que todo saliera lo mejor posible.
Ya en la habitación, vinieron a prepararme: a ponerme la vía y a rasurarme. Esto último lo hicieron dos auxiliares de enfermería que parecía que estaban compitiendo por un puesto en el salón de belleza de la esquina, pero yo nunca me había sentido tan expuesta, desnuda de cintura para abajo con dos chicas comentando si debían afeitar más o si así era suficiente. Y encima yo no veía nada porque mi tripa de embarazada no me dejaba ver más allá de mi prominente ombligo.
Entrando al quirófano pensé que había mucha gente allí. Me lo imaginaba más pequeño, más oscuro, más íntimo. Pero era una sala enorme llena de aparatos y luz, y personas que esperaban su turno para intervenir. Algunas se presentaron y me dijeron para qué estaban allí. Dejaron entrar a mi pareja y le dijeron dónde situarse, luego me pusieron la anestesia y me ataron un brazo (en el plan de parto pedí que no lo hicieran, me respetaron la petición a medias). No me gustó nada la sensación de no sentir del tronco para abajo, me pareció muy invalidante.
La matrona se colocó a nuestro lado para ir contándonos lo que iba sucediendo, pero no pasó apenas tiempo desde que, una vez confirmado que yo no sentía nada, me abrieron y sacaron al bebé: 4 minutos aproximadamente. A pesar de no tener nada de dolor, sí sentí los brazos de los cirujanos abriendo y conteniendo los músculos, y la presión al salir el niño. Me lo enseñaron por encima del paño, estaba morado y tenía una vuelta de cordón apretada, así que lo cortaron rápidamente y se lo llevaron a revisarlo al lado del quirófano. Se me saltaron las lágrimas, ahí estaba mi bebé, por fin. Fueron solo varios minutos y me lo trajeron de vuelta, y lo pusieron sobre mi pecho para hacer el piel con piel. Mientras tanto, alumbraron la placenta manualmente y comenzaron a coserme de nuevo.
Sin embargo, la anestesia me sentó fatal, yo estaba muy mareada, y para cuando me pusieron a mi hijo encima, ya no sabía ni cómo me llamaba... Recuerdo vagamente decirle a la matrona que le dieran al bebé a mi pareja, que tenía miedo de que se me cayera por no poder agarrarle. Estaba muy confusa, agobiada, y me sentía fatal, físicamente por el mareo y emocionalmente por no ser capaz de sostener a mi pequeño en sus primeros momentos de vida extrauterina.
La matrona se llevó a mi pareja y al niño a planta, mientras terminaban de coserme y me subían a mí. No estuve en ninguna sala de recuperación ni nada por el estilo, me llevaron directamente con ellos, pero yo seguía muy mareada y vomité de camino a la habitación. Me fui recuperando poco a poco en la cama, ya con mi pequeño sobre mí.
Pasamos 3 días en el hospital hasta que nos dieron el alta, días que fueron muy tranquilos en cuanto a visitas (no permitidas debido al COVID), y por momentos muy ajetreados por el constante entrar y salir de auxiliares, enfermeras, pediatra, ginecóloga y demás personal sanitario. Me sentí bien atendida, me pusieron mucha analgesia y no tuve ningún dolor, y a las 24h estaba ya levantada y dándome paseos por la habitación. No obstante, algunas auxiliares fueron muy poco cuidadosas, y hubo momentos en los que me sentí nuevamente vulnerable y expuesta, como cuando por ejemplo venían a limpiarme o revisar el sangrado/la cicatriz y me sentía infantilizada.
Tampoco me gustó que se llevaran al niño cada vez que tenían que hacerle pruebas (del talón, otoemisiones, etc.), y que no dejaran a mi pareja acompañarles ni ver a dónde iban. Por el contrario, el control de peso y talla lo hacían a diario en la habitación.
En cuanto al establecimiento de la lactancia, nunca tuve el apoyo de una matrona que me dijera cómo hacerlo bien, y siendo primeriza, no me di cuenta de que el niño no se enganchaba bien del todo hasta que una enfermera se percató, a raíz de la pérdida de peso que fue sufriendo con el paso de los días. Me recomendó usar pezoneras y así lo hice, y también me dio un suplemento para darle con una jeringa mientras le ponía al pecho, pero no me explicó bien todo lo que debería saber y por muy poco no dejaron ingresado al bebé por haber perdido casi el 10% de su peso al irnos a casa. Esto me da mucha rabia, porque si hubiera tenido un buen asesoramiento desde el principio, podríamos habernos ahorrado el disgusto y lo mucho que nos costó recuperar y superar el peso de nacimiento.
Por último, recuerdo que esos días estuve tranquila y sosegada, pensando que todo había ido bien, pero ahora, cinco meses después, más informada y crítica, me doy cuenta de que me hubiera gustado que muchas cosas se hubieran hecho de otra manera, que se hubiera respetado mi plan de parto al completo (cosa que no sucedió) y que la cesárea hubiera sido más humana y respetada. Todo esto lo tendré en cuenta de cara a elegir el lugar donde parir la próxima vez que me quede embarazada.
PLAN DE PARTO
Estimada Dra. A. y equipo profesional:
Mi pareja y yo les hemos escogido a ustedes como las personas que deseamos que nos acompañen en el nacimiento de nuestro hijo. Partiendo del protocolo establecido en el Programa de Maternidad de HM Hospitales, y que se describe detalladamente en su Guía del Embarazo y Parto, creemos que ustedes harán todo lo que esté a su alcance para ayudarnos a hacer realidad nuestro deseo de un nacimiento respetuoso para nuestro hijo.
A continuación, les exponemos nuestro Plan de Nacimiento, que irremediablemente sucederá mediante una cesárea programada, teniendo en cuenta que contamos con un diagnóstico de placenta previa oclusiva total.
El hecho de estar esperando a un bebé con discapacidad (Síndrome de Down), nos lleva a ser especialmente insistentes con todas aquellas acciones que nos posibiliten facilitarle una llegada al mundo lo más beneficiosa posible y que le permitan las mejores condiciones de desarrollo desde los primeros minutos de su vida, así como un establecimiento del vínculo madre-hijo saludable. Por ello, hemos considerado cuidadosamente cada petición, sentimos que reflejan nuestros deseos y que se adecuan a las últimas recomendaciones por parte de organismos como la OMS y a la evidencia científica.
En caso de que surja alguna situación que pueda suponer apartarse de lo expuesto en nuestro Plan de Nacimiento, contarán con nuestra total cooperación una vez que hayamos recibido explicación de la necesidad médica sobre todos los procedimientos y sobre cualquier complicación que pueda presentarse. Si yo, la madre, no me encontrase en disposición de decidir, otorgo a mi acompañante, el padre, poder de decisión.
Por todo lo expuesto anteriormente, nos gustaría que se respetaran las siguientes peticiones:
PLAN DE NACIMIENTO
1. Preparación y anestesia:
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Me gustaría que el gotero y demás dispositivos de control se me pongan en un solo brazo para facilitarme el sostener a mi hijo tras el nacimiento.
2. Parto por cesárea:
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Solicito que mi pareja esté presente en todo momento, acompañándome, dándome apoyo y compartiendo juntos la vivencia del nacimiento de nuestro hijo.
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Por favor, hagan lo posible para que podamos ver el nacimiento de nuestro bebé bajando el paño de campo llegado el momento.
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Deseo conservar las gafas puestas.
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Deseo que no se me separe de mi hijo ni durante la operación y ni en la sala de reanimación, y estar acompañada por mi pareja en todo momento.
3. Plan de cuidados del recién nacido:
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Deseamos que, tras su nacimiento, nuestro bebé sea colocado inmediatamente sobre mí, para establecer un contacto piel con piel inmediato y favorecer la lactancia materna desde el primer momento. En caso de no poder realizar piel con piel conmigo, lo hará con mi pareja.
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Solicitamos el pinzamiento tardío del cordón, pasados unos minutos o cuando éste haya dejado de latir.
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Deseamos que sus primeras atenciones y pruebas sean sobre mí y en nuestra presencia (valoración de Apgar, prueba del talón, otoemisiones, etc.), y que posteriormente no se nos separe en ningún momento. Igualmente pensamos que se puede pesar y medir al bebé tras un mínimo de dos horas de piel con piel.
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Tampoco queremos que se le limpie ni desinfecte ni que se le bañe durante nuestra estancia en el hospital.
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Deseamos que se le administre la vitamina K intramuscular y la profilaxis ocular, ambas varias horas después del nacimiento. Igualmente, nos gustaría que la administración de la vacuna de la hepatitis B se realizara cuando el bebé esté mamando.
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En caso de necesitar el ingreso en la UCIN, solicitamos que se nos permita a su padre o a mí estar con él las 24 horas practicando el método canguro.
4. Lactancia
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Queremos iniciar la lactancia libre y espontáneamente desde los primeros minutos de vida del bebé, y poder amamantarle sin horarios ni restricciones.
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No deseamos que le administre ningún biberón de leche artificial, suero glucosado o chupete sin ser absolutamente necesario por imposibilidad manifiesta de establecer inmediatamente la lactancia materna y haber algún riesgo para nuestro hijo. En caso de considerarse necesario, deseamos que previamente se nos informe y consulte.
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Si ha de administrársele leche de alguna otra manera, deseamos que ésta sea administrada con jeringa y no con biberón, y que se le ofrezca mi propia leche extraída.
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De ser necesario, nos gustaría contar con asesoramiento para la lactancia proveniente de personal cualificado.
Entendemos que todas estas peticiones sólo serán valoradas mientras no haya ninguna emergencia médica que justifique lo contrario, y nos gustaría que el presente Plan de Nacimiento se incorpore a nuestro historial.
Estamos seguros de contar con su apoyo para que nos quede un recuerdo positivo de este momento.
Nosotros por nuestra parte ponemos nuestra confianza en ustedes y agradecemos su comprensión, deseando que ésta sea una experiencia muy gratificante y enriquecedora para todos.
Nombre, DNI y firma de la madre:
Nombre, DNI y firma del padre: