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Testimonio parto Hospital Quirón de Málaga
Mi nombre es Alma y di a luz el 18 de febrero de 2020 en el hospital Quirón de Málaga. No recuerdo mi parto agradable, aunque los profesionales sí lo fueran.
Antes de parir, veía vídeos de otros partos y siempre lloraba de emoción, pero cuando mi bebé nació no lloré. Los días posteriores intentaba contar mi parto a mis allegados y enseguida saltaba el comentario de "no es para tanto", "el de fulanita fue peor" o "el niño y tú estáis bien, ya olvídate". Y por un momento lo aparqué, pero fue creciendo en mí una sensación desagradable y ahora quiero tener un segundo hij@, pero tengo pánico al momento del parto.
Después de escuchar testimonios de violencia obstétrica, siento la necesidad de contar mi parto. Quizás lo que yo sufrí no es nada comparado con lo que otras mamis han sufrido, pero hay algo en mí que no ha sanado y por eso siento la necesidad de contarlo:
Pasé las primeras contracciones en casa, incluso dormí y cuando fueron más fuertes me di un baño de agua caliente. Cuando las contracciones eran cada dos minutos acudí al hospital. Mi primera intención era parir sin epidural, pero no aguantaba el dolor. Tras ponerme la epidural y estar dilatando bien, me rompieron la bolsa sin avisarme. A partir de ahí todo se torció. El ginecólogo y la matrona me hicieron un montón de tactos vaginales y hablaban entre ellos susurrando. Yo no me enteraba y me empecé a poner nerviosa. De repente gritaron: ¡"A quirófano!"
A mi marido lo mandaron a ponerse un traje y a mí me llevaron en camilla. Yo empecé a convulsionar de los nervios y le dije a la matrona: "¿Me puedes explicar lo que está pasando que me estoy poniendo muy nerviosa?" Me dijeron que el bebé no se estaba acostumbrando a la dilatación tan rápida y lo estaban perdiendo.
Llegaron muchísimos médicos, enfermeros... Y una médico metió el vacuo mientras el ginecólogo me hacía la maniobra de Kristeller. Creo que me pidió permiso, pero en esa situación yo me dejé en manos de los profesionales por salvar la vida de mi hijo. Me hicieron la episiotomía. Al tirar se llevaron 3 capas de tejido interno.
Se llevaron a mi niño a una esquina de la habitación sin decirme nada y yo empecé a gritar: "¡Mi bebé! ¡Mi bebé!" Se lo había llevado el pediatra para el reconocimiento, pero como yo había leído que te lo ponen encima para el piel con piel, en seguida pensé que algo malo pasaba.
"Su niño está como una pera" Le dijo el pediatra a mi marido. Yo seguía con las convulsiones y con mucho dolor porque se llevaron un buen tiempo cosiéndome por dentro. No me podían poner a mi hijo encima hasta que no dejara de temblar.
Al terminar, el ginecólogo me dijo: "Esto no se lo vayas a contar a nadie, que has parido en dos horas, sino todas van a querer lo mismo".
No sé si hay algo que no estuvo bien, varias cosas o ninguna, lo que sí se, es que aún no he sanado.
Espero que, con todas nuestras voces, cambie algo el parto, y si algún día me siento valiente para volver a parir, me informaré muy bien de qué hospitales fomentan el parto respetado e intentaré que me hagan partícipe (o por lo menos me informen) de todas las decisiones médicas que van a llevar a cabo.