Tu llegada, Enzo
Mi fecha probable de parto era el 8 de febrero y a día 13 seguía sin indicios de parto, sin contracciones, sin que el niño se encajara... Estaba un poco en tensión de que el parto no se desencadenara, me lo quisieran inducir y no poder llevar a cabo mi idea de parto en casa, donde los matrones me atendían hasta la semana 41+5.
El día 13 de febrero parece que se juntaron muchas cosas... Me dieron más ideas y posibles alternativas para que se pudiera desencadenar el parto y no entrar en las fechas críticas, después de muchos días pude ponerme a tomar el sol en la tripa con las ganas que tenía, me di un paseito en familia, y charlé tranquilamente con una amiga que hacía mucho que no veía mientras me tomaba un chocolate caliente con canela.
Esa noche dormí muy bien, mi niño y yo nos levantamos remolones de la cama sobre las 10:30 y, antes de salir de ella, tomó teta como solía hacer al despertar. Sobre las 11 empecé a sentir leves molestias, pero la verdad que no pensé que era el inicio del parto.
Empezaron cada cierto tiempo en períodos ininterrumpidos pero que no acababan de parecerme algo que realmente fueran contracciones y que me molestaran demasiado. A medida que pasó el tiempo fui viendo que quizá era el momento, ya que en algunas sí era más doloroso. Y sobre la 13:00 decidí ir avisando a todos los implicados.
Al papi le dije que creía que estaba de parto pero que viniera tranquilo, ya que salía a las 14:00 de trabajar. A los matrones que ya cuando mi pareja llegara valorábamos la situación a ver si venían ya, a mi madre la avisé de que a lo mejor tenía que ir esa tarde para buscar a mi hijo, y por supuesto informé a mis chicas de la tribu, que están siempre ahí.
Bueno, durante esas horitas de contracciones, algunas más dolorosas otras menos estuve acompañada por mi pequeño chiquitín, solitos los dos pasamos sin saberlo casi la etapa de dilatación, tenía que estar pendiente de él y atenderlo, pero mi niño me sacaba la risa cuando me imitaba los sonidos que hacía sentada en la pelota, y bueno aproveché y le ofrecí teta, aunque él ya durante el día apenas mamaba muy poco tiempo. También cuando fui viendo que la cosa podía ser sería me obsesioné en poner lavadoras y secadoras, ya que se me iba a acumular mucho, jeje.
Mi pareja me llamó a las 14:00 saliendo del trabajo, ya que no había visto antes el whatsapp que le había enviado, un poco en shock, pero lo tranquilicé y ya sabiendo que los matrones estaban alerta y claro pensando que todavía quedaba camino pues confirmamos que ya cuando llegara a casa veríamos la situación. A partir de ahí las contracciones empezaron a ser algo más intensas, pero las seguía sobrellevando sin problema... Creo que en esos momentos fue cuando pensé que sí que estaba de parto.
Todo cambió poco antes de las 15:00 cuando mi pareja llegó... Fue algo automático y reflejo... Entró por la puerta y yo que estaba caminando por el pasillo me tiré al sillón a cuatro patas. Desde ese momento si crucé alguna palabra con él fueron muy cortas.
En el sillón en esa postura me moví de mil formas... Bajaba la cabeza, movía las caderas, me estiraba... Mi pareja enseguida llamó a los chicos para concretar y por lo que escuchaba quedó en que vería cuántas contracciones tenía en media hora, me preguntó que cada cuánto tenía una, yo sólo le pude decir cada poco, pero no me entendió... También llamó a mi madre que iba a venir rápidamente en taxi.
Estuve un rato largo en el sillón y de repente me entraron unas ganas tremendas de atacar un paquete de papas de jamón y una tableta de chocolate. Fue una necesidad tan grande de ello que fui a la cocina y como pude entre contracciones que ya me dejaban doblada sobre el pollo, o de cuclillas apoyándome en él, devoré todo lo que pude... Esos momentos mi pareja los grabó un poco en vídeo, lo vi y qué poca gracia me hizo en el momento.
Creo que serían menos de las 15:30 cuando me entraron ganas de ir al baño, también tenía muchas ganas de darme una ducha a ver si ayudaba un poco, ya que la piscina no estaba ni totalmente hinchada.
A mi pareja lo poco que le había dicho desde el principio es que me quería duchar. Así que sin decir mucho más me encerré en el baño y me senté en el WC. Y ya no me pude levantar. Las contracciones comenzaron a ser todavía más intensas y muy muy seguidas. Me moví sentada de mil formas distintas, quería levantarme para ir a la ducha pero cada vez que lo intentaba veía que no era capaz.
En estos momentos mi pareja estaba cuidando al niño, dándole de almorzar y cogiendo las cosas para que se fuera con mi madre. Yo los oía a lo lejos... Oía a mi pequeño pidiendo "coco" (yogur).
Empecé a entrar en un estado de ensoñación que no puedo describir, como si mi cuerpo fuera solo y mi mente por otro lado, como cuando te pones a imaginar algo en tu cabeza, imaginar, soñar despierto... No era dueña de mis actos.
Ahí tuve miedo, en esos momentos de dolor intenso temía que me quedara mucho tiempo por delante, no me veía capaz de soportarlo, pero me seguí dejando llevar.
Sobre las 15:45 me imagino, era tanto el dolor que no sé por qué instintivamente decidí pujar a ver qué pasaba... Y sorpresa alivio, un maravilloso alivio... Y ya no paré... Empujé y empujé como me pedía el cuerpo, eran momentos de "paz" y ya no podía parar.
De mi garganta salían sonido guturales intensos y salvajes, que en algún momento hicieron llorar a mi pequeño asustado, y papi lo calmaba...
Sobre las 15:50 sonó el portero, era mi madre, mi pareja abrió la puerta del baño con el niño en brazos y se despidió, le dije adiós como pude, y cerró otra vez. Mi pareja subió rápido y viendo la situación llamó a los matrones para decir que vinieran ya.
Yo seguía empujando y dominada totalmente por una fuerza potente y hermosa. Me tocaba y sentía algo abombado... Hasta que en una contracción sentí romper la bolsa y el líquido caliente saliendo... Se escurrió entre mis manos que no dejaban de tocar, de sentir, de esperar...
Al momento, todo entre contracciones que no paraban apenas unos segundos, comencé a sentir el famoso aro de fuego y me sentí aliviada, aliviada porque significaba que no faltaba mucho, que mis esfuerzos estaban a punto de terminar, e instintivamente me incorporé con las rodillas flexionadas y salió la cabeza en un par de contracciones muy seguidas, la tenía entre mis manos, aunque no la veía. Desde que empecé a pujar mis ojos se cerraron y apenas los abrí un poco en el momento de despedir a mi niño.
Ya mi pareja vio que fueron sonidos muy especiales y entró. Yo quería llamarlo antes pero no podía, no salían las palabras de mi boca. Y se encontró con ese panorama, hablaba por teléfono, les decía a los chicos que la cabeza estaba fuera y que qué hacía. Yo pensaba... pero qué hace este hombre con el móvil que el niño está aquí. La llamada se cortaba, aunque todo eso fue en segundos... Desde que entró puso sus manos junto a las mías sosteniendo a nuestro hijo. Y en uno de los momentos que no estaba hablando con otra contracción salió el cuerpo y entre los dos lo cogimos y me lo puse en el pecho, eran las 16:00.
Por fin abrí los ojos y lo miré, me enamoré, y no paré de decir "mi niño, mi niño...", lloraba riendo, éxtasis total, sensación de felicidad inmensa, placer absoluto en el momento en que su cuerpo salió del mío.
Volvió la conexión por teléfono, él explicaba que ya había salido, le comentaban que le dijeran cómo lo veía, que lo abrigara, mi pareja les decía que no lloraba... Pero yo lo veía perfecto, todo estaba bien... Y a los segundos soltó un pequeño llantito.
Rápidamente le pedí a mi pareja una toalla, y cogió la que estaba más cerca en el baño, una mía rosa... Le pedí también que me ayudara a quitarme la parte de arriba del pijama y que me trajera su gorrito.
En esos momentos aunque no me enteré tuvo la cabeza para poner a grabar la cámara de vídeo en la puerta del baño, y me preguntó por su nombre, y ya sí, ya mi pequeño había decidido llamarse Enzo, que significa "señor de su hogar", y que además me gustaba mucho que tuviera el mismo origen italiano que el mío, era una conexión total, y un nombre que le describirá su llegada a este mundo siempre.
Ahí estaba yo absorta con mi bebé... Hasta que a los pocos minutos llegaron las chicas, entraron al baño y lo primero me arroparon en amor... Me preguntaban cómo estaba pero casi no era capaz de articular palabra. Vieron que había un nudo en el cordón... Y escuché esas palabras de "es que tenía que ser así", y yo también lo supe, no podía ser de otra manera.
Con su ayuda fuimos poco a poco hacia mi habitación, en la que mi pareja había preparado rápidamente las cosas... Me tumbé en la cama y mi bebé empezaba a experimentar con su teta. Al poco llegó el otro matrón y se organizaron.
Creo que habría pasado una media hora cuando alumbré la placenta mirando a mi bebé, tranquilamente sin apuros ni agobios, ni dolor. El papi cortó el cordón, algo que le/me hacía mucha ilusión, y pude mirar esa placenta que había nutrido a mi chiquitín tantos meses, era preciosa. Después de esto me examinaron, y me suturaron un pequeño desgarro, y me volví a colocar bien acostadita con el peque y su búsqueda de tetita. Pasamos a otra fase de más relax y me trajeron un delicioso zumo de piña, fresquito y rico.
Y nos quedamos solitos los tres alucinados e incrédulos con lo que había pasado.
Al par de horas más o menos me volvieron a revisar, todo estaba bien, y aprovecharon para pesar, medir, realizar las pruebas necesarias y dar la vitamina K a Enzo. Se veía grande y así fue... 3'710 kilos y 53 cm.
Los matrones se fueron a comer algo para volver antes de la noche. Y llamamos a mi madre para que viniera con mi hijo mayor. Cuando entró en la habitación se le iluminó la cara y comenzó a llamar a su "nené", emocionado y sonriente.
Ya cuando volvieron comenzamos a ponerme más cómoda y nos fuimos todos al salón, a comer por fin el jamón ibérico, la pata que llevaba esperando unas semanas hasta el momento del nacimiento y brindamos por todo.
Qué sensación tan maravillosa el acabar de parir y encontrarme casi como si nada y estar en la tranquilidad y arropo de mi casa, y de mi gente, maravilloso.
Gracias Enzo, mi pequeño bebé sorpresa, porque has llegado para curar mi alma y mi corazón, para demostrarme que puedo parir y que es algo grandioso, con la única anestesia del amor y de tu fuerza... Tu cuerpo y mi cuerpo compenetrados en la más absoluta perfección nos unieron de nuevo piel con piel. ¡Te amo!