Completamente de acuerdo con este post, aunque si me permitís, me gustaría hacer un par de incisos, desde mi opinión, por supuesto, con todo lo subjetiva que pueda ser, y desde el respeto siempre.
Creo que es importante perseguir, lo que a mi juicio, son dos de los principales objetivos de esta asociación. Por un lado, la información. Que una mujer embarazada tenga derecho a saber y tenga derecho a decidir acorde a esa información. Y por otro lado, la humanidad. No tratamos con robot, tratamos con personas, que sienten, que piensan, que deciden y cuya voz debe ser escuchada y tenida en cuenta. Basta de protocolos estándar, de pasos innecesarios e incluso negativos, de lo que claramente se puede considerar violencia obstetricia.
Sin embargo, y a raíz del tema tratado en el post, creo que también resulta importante matizar dos puntos. No lo hago tanto por lo subrayado en la entrada, sino más bien por determinadas opiniones que a veces me resultan altamente molestas y sobre las cuales creo que es interesante debatir.
Por un lado, esa especie de demonización a la que a veces, se somete todo lo que suene a “medicina”. Creo que hay un término medio para todo y que los avances médicos han ayudado a nuestra salud y bienestar, incluyendo el momento del embarazo y del parto. Han permitido afrontar estos dos momentos con más seguridad (seguridad en el sentido de que ahora, podemos detectar enfermedades y combatirlas, algo que hace años era completamente impensable; pueden nacer niños con apenas 6 meses de gestación o bajo circunstancias de parto realmente dramáticas). Es decir, el hecho de pedir un parto “menos instrumentalizado”, con una mayor participación y respeto hacia la mujer, creo que no implica (como a veces creo que se entiende de forma errónea), rechazar la intervención médica. No se nos puede olvidar, primero, que ésta a veces es necesaria porque al fin y al cabo para eso está, para recurrir a ella cuando sea oportuno y no todos los partos son tan idílicos como a veces nos gustaría. Y por otro lado, al igual que se defiende que una mujer pueda, por ejemplo, parir en casa o de la forma más natural posible, habrá mujeres que decidan decantarse por la epidural o por determinadas intervenciones médicas, y eso no implica ni que vayan a disfrutar menos del parto, ni que sean peores madres, ni que su parto haya sido un fracaso, ni comentarios semejantes (a mi juicio absurdos) que a veces me encuentro. Es importante informar y es importante respetar las decisiones, pero teniendo también en cuenta dos parámetros: que aunque la decisión no sea la que nosotros hubiésemos tomado, es igualmente respetable; y que siempre, ante todo, debe primar la salud de la madre y del bebé.
Para terminar, me refiero a las pseudociencias mencionadas (no sé como referirme a ellas, las llamo pseudociencias por las considero como tal). Creo que desde el sistema de salud se tiene que promover siempre la ciencia porque es lo mínimo que los usuarios nos merecemos, técnicas y medicamentos con sustento empírico desde su ética correspondiente (que eso es otro tema peliagudo), sin embargo no veo problema alguno con que se recurra a determinadas pseudociencias siempre y cuando se haga desde la honestidad. Honestidad por parte de los usuarios: búsqueda de información, pensamiento crítico, contraste, saber qué vas a tomar/hacer, cómo te puede afectar/o no afectar, qué pruebas existen de su eficacia... Y honestidad por parte de los “vendedores”: si tu producto va a ocasionar un mero efecto placebo, por ejemplo, oye, estupendo, puede ayudar a disminuir la ansiedad y puede ser una vía de investigación importante, pero no me vendas algo que no es, que no cuenta con ningún tipo de aval sobre su eficacia, e informa exactamente de lo que estás haciendo y de lo que se puede esperar. Algo que se puede resumir en sentido común y ética profesional.
Gracias por permitirme expresar mi opinión y siento mucho la extensión.
Saludos.