Hace un año que parí a mi primera hija. Lo hice en un hospital privado, con epidural, porque soy demasiado blanda para aguantar el dolor. Tuve una matrona para mi sola durante toda mi dilatación y posterior parto. No tuve puntos que curar, solo el culo florecido de hemorroides. Mi hija en ningún momento se la llevaron de mi lado, las pruebas que le hicieron, yo la tenía a la vista. Quiero a mi hija desde el momento en que decidí quedarme embarazada, quise epidural, desde el momento en que me entro la primera contracción, y agradezco a Paqui, mi matrona y a Mª Angeles, mi ginecóloga, por haberme ayudado a traer a este mundo a Sara de una forma tan íntima, agradable y humana, y sobre todo desde el amor que se pone cuando te apasiona tu profesión. Que cada una elija donde y cómo quiere parir. Ya está bien de criticar tanto unas posturas u otras.