Sí, claro. A fin de cuentas parece que el poder, en última instancia está en quien tiene en la mano el cuchillo (o demás instrumentos) y, por supuesto en quienes le apoyan material o socialmente. Siempre habrá depredadores en la naturaleza y el parto no se salva de ellos...quizá por eso las hembras mamíferos tienden a esconderse dentro de sus posibilidades cuando paren, es un instinto que protege a ambos.
Como eso nos está vedado a las mujeres humanas y además no es recomendable parir sin procurarse asistencia profesional, aunque no nos ha tocado a la inmensa mayoría de nosotras, quizá en generaciones posteriores a nuestras hijas o nietas les parezca un despropósito el tipo de parto que a nosotras nos ha parecido de lo más normal: parir entre desconocidos, entrando, saliendo, pinchando y mandando sobre cuerpos . Y todo ello sin dar explicaciones ni responsabilizarse de los efectos nocivos de sus intervenciones aunque no tengan explicación científica. Basándose en la prisa y en el miedo.
Entonces nos toca a las mujeres que parimos hoy hacer un gran esfuerzo de informarnos, conocer y empezar a pedir y exigir. Apechugar con las consecuencias de un mal parto es la motivación y la otra motivación, la de profesionales respetuosos y otras personas que no lo han vivido así, es la solidaridad.