Pues os sorprenderiais de la cantidad de padres y madres que acuden a la consulta del dentista con un diente que se mueve casi como una peonza pero aún no se ha caido, solicitando que le anestesiemos y se lo quitemos. Dejando de lado lo que supone de mutilación el quitar un diente que se va a caer solito comiendo una manzana. Os sorprenderíais (¿o tal vez no?) de la cantidad de personas que piensan que el poder del médico está por encima del poder de la naturaleza. De la cantidad de gente que prefiere arrodillarse ante una bata blanca que dejar simplemente que la biología siga su curso. En procesos tan fisiológicos como el parto, asumir tu cuerpo, tu vida, tu ser, tu esencia, asumir cómo eres, pequeña y a la vez enorme, quererte, respetarte... está tan lejos, pero tan lejos de lo que se vende como bueno... que preferimos cerrar los ojos y que otros nos lo hagan.