Una breve aportación:
Profesional, ser profesional. Es una forma de pedir sumisión al autoritarismo, y no es más que alguien que ha obtenido bendición por una Institución, por el Estado (que nos quiere hacer creer que es la Verdad, que somos todas).
Ahí puede residir parte del (para mí) absurdo interés en enemistar a doulas con matronas y viceversa.
Algunas matronas he conocido que hacen perfectamente la función de doulas, sí, y de muchas he oído que su profesionalidad les impide tratar a las paturientas como a personas; no las he conocido personalmente porque no me interesan, es obvio.
Entiendo que es cuestión de la persona y de su ternura hacia su quehacer, de su interés día a día como persona en una actividad tan entrañable como la que realizan.
Pienso que el dilema viene acompañado por el miedo de las matronas a perder los privilegios que dan los títulos. Así que, ¡vivan las injerencias profesionales!
Mis dos hijos nacieron en casa; mi mujer quería doula y dos matronas. Al final fue tan rápido que sólo asistió la doula. La matrona llegó cinco minutos después, pensamos, en el mejor momento. Para el segundo, hace siete meses, parió sola y las dos matronas llegaron igualmente cinco minutos después, también en el mejor momento. Fueron partos respetados.