Al leer este texto he visto mi primer parto como una película ante mis ojos.
Es como si pusiera palabras al sentimiento de despojo y de robo que se puede llegar a sentir en un ambiente como el que viví yo, aunque por desgracia no soy la única.
Si pudiera volver atrás por un sólo momento nadie conseguiría robarme a mi bebé sin sentir mis dientes en su cuerpo, como lo siento lo digo, no voy a ser políticamente correcta.
Pero no puedo y eso es para siempre.
Un primer parto no se puede repetir y sólo deseo que las madres de hoy sepan informarse y coger lo que es suyo, agradeciendo la ayuda cuando sea necesaria, una verdadera ayuda y no un ritual macabro basado en ninguna evidencia científica, por supuesto.