Me encanta esta historia, yo estaba igual, leí estudié y me preparé para que se hiciera lo que yo quisiera, no quería cables conectados ni monitores ni nada de esas cosas, fuí al hospital y me enviaron de vuelta a la casa porque aun me faltaba, a las dos horas mi hijo estaba naciendo en el asiento trasero del carro. jaja. Pero me encantó, mi esposo lo recibió y de inmediato a mi pecho, esas dos horas luego de que me regresaron las pasé en mi casa, relajada, en la ducha y luego en mi cama, con mi mamá, mi hermana y mi esposo apoyándome sin monitores, sin tactos vaginales, sin sueros y medicamentos, ! cuando sentí que era tiempo me regresé y bueno no dió chance de llegar, realmente yo no podía creer que tan rápido fuera a nacer. ya luego en el hospital esperaba que me dieran una gran regañada por haberlo tenido en el carro como si yo lo hubiera decidido así, pero ellos sabiendo que me habían devuelto dos horas antes me trataron como a una reina jaja. Si bien no salió como yo lo planee, la experiencia fue genial, al menos tengo un historia muy divertida para contar. Pero lo triste de todo es que tengamos el sentimiento de tener que defender nuestros derechos, al menos yo pasé varios meses pensando en las respuestas que iba a dar a las diferentes situaciones que sabía que se iban a presentar, no deberíamos sentirnos así porque traer un hijo al mundo debería estar rodeado de acontecimientos maravillosos, y eso lejos de prepararnos para el momento memorable de tener un hijo, nos llena de estrés y frustración! respetar nuestros derechos y darnos la libertad de tomar decisiones sobre nuestro propio cuerpo debería ir implícito en todo el proceso, antes, durante y después del parto. Y deberíamos sentirnos relajadas y tranquilas al pensar en ir a un centro médico para dar a luz. Tal vez cuando llegue el momento de que mis hijas vayan a parir sus hijos en un hospital puedan vivir una experiencia que por ahora parece utópica.