Natalia L., ginecóloga en el hospital de Mostoles, una arisca y una bruta. Dos revisiones con ella me llevaron a estar a punto de ponerles una reclamación, que no puse porque bajó la jefa de planta a hablar conmigo y ahí se quedó la cosa, y a cambiarme de hospital para el resto del seguimiento del embarazo. Una impresentable, vamos.