Donde yo resido no tenía opciones a la hora de dar a luz, pues sólo hay un hospital público y ninguno privado siquiera. Plantearse irse a otra provincia es una odisea, pues lo mínimo puede ser una hora de viaje, no sabes cómo se va a desencadenar el parto, tampoco si en el otro hospital te respetarán o no, si además tienes más hijos, como comentaban, ya el problema es todavía mayor para movilizar a todo el mundo, y aún más si como en mi caso, por ejemplo, ni siquiera tienes familia donde vives que te pueda ayudar y dejarlos con alguien..., entre otras muchas circunstancias, como podría ser el coste económico de todo esto. Una de las peores cosas fue escuchar de la ginecóloga, cuando en la revisión del tercer trimestre llevé mi plan de parto para preguntar mis dudas, e informarle e informarme de ello, que no lo iba a coger, que ellos tenían sus protocolos y si no me gustaban me fuera a parir a otro sitio. Prácticamente lo mismo, pero con un tono algo menos brusco me dijo la supervisora de matronas, a lo cual ya le dije que no había ningún otro hospital, que vivía allí, ése era mi hospital público (que pagamos con nuestros impuestos), y el plan de parto es un derecho, un consentimiento informado. El estrés que nos añaden con estas situaciones, sumado al daño de que no respetan nuestro plan de parto y la violencia obstétrica, es indignante. Y luego quieren que vayamos confiando en ellos... Lo que tienen que hacer es respetarnos y respetar la ley y la ciencia, que ya tiene muchos datos objetivos sobre lo que es beneficioso y lo que no, pero ¿dónde están los políticos en este tema tan VITAL para promover ya un cambio real?