Mi hijo Ernesto nació en casa, en un precioso y duro parto respetado, con el acompañamiento profesional de dos experimentadas matronas que no me cabe dura hubieran procedido a un traslado hospitalario en caso de ser necesario. Y es q parir en casa no significa renunciar en ningún caso a la ciencia ni a la seguridad, todo lo contrario, cuentas con lo mejor de los dos mundos.
Muy bellas palabras Nuria