Di a luz hace 2 años, me provocaron el parto por una preclampsia en la semana 35. Me bajaron a la sala de partos por la mañana, me colocaron un tampón para borrar el cuello del útero, debía tenerlo 24h, por la noche comencé a tener contracciones, me tuvieron monitorizada todo el tiempo, cada vez que quería ir al baño tenía que llamar para que me lo quitaran, una de las veces que llamé durante la noche la matrona me dijo, cito textualmente, que ella no estaba allí para atenderme a mi, que si seguía dando tanto la tabarra con ir al baño me iba a sondar, que me durmiera. Le dije que tenía dolores y que por eso no me dormía, y me ofreció la famosa mezcla, para relajarme. Me negué, gracias a que soy farmacéutica y sé lo que es y cómo actúa, pero en ningún momento me quiso decir que medicamentos eran, solo que me iba a ayudar a descansar y calmar el dolor. Me insistió mucho, y después de tener que ponerme muy seria diciéndole que no fue cuando me amenazó con sondarme porque decía que tenía más cosas que hacer y más importantes. No quiero ni pensar que nos hubiera pasado a mi hija y a mi si llego. Aceptar esa medicación... Por suerte con la mañana llego el cambio de turno y la matrona fue encantadora. Rompí aguas a las 10.30 de la mañana y a las 14.05 tenía en brazos a mi pequeña sana y yo feliz porque tuve un parto respetado y con mucho apoyo. No se debe de generalizar pero no todas las matronas o marrones son buenos, algunos están por estar y te hacen sentir muy mal.