GRACIAS por estar. Porque por momentos he llegado a pensar que era la única que se sentía así, fracasada por no haber podido tener el parto que quería, empujar por mi niña, ayudarla a salir. Mi hija venía de nalgas y me puse de parto semanas antes de una cesárea ya programada. Agradecí que se presentara por sorpresa, porque tenía la sensación de que mi parto tan programado era como ir a un dentista a sacar una muela. Mi pequeña me regaló esa ilusión de los nervios, de romper la bolsa, de correr hacia el hospital. Todo lo que una escucha es "es lo que hay que hacer", "es por su bien", y no lo dudo...pero hay que entender entonces que yo, como madre, sienta pena por no haber sido lo que soñaba desde que me enteré del embarazo. Nadie me entendía cuando lo expresé, y acabé callándome lo que sentía, para mí sola. Me dolió tanto que me dijeran "Mejor así, ¿tú sabes lo que duele un parto?". Como si acaso supieran lo que duele una cesárea, más allá de la herida que se ve. Tuve suerte de que el equipo médico que me atendió fue maravilloso, me dieron mucho cariño en el quirófano (desde palabras tranquilizadoras, caricias en la cara...) hice piel con piel con mi niña, luego el papá me acompañó en la reanimación... dignos de mencionar porque sé que no en todos lados son así los partos por cesárea. Fue en el Hospital Costa de La Luz de Huelva.