El comunicado de la SEGO es violencia en si mismo: negación de las vivencias de tantas mujeres, desde una posición de superioridad, mostrando un menosprecio total.
Muestra su nula intención de autoanálisis, su inexistente empatía, su enormísimo ego.
Duele pensar que un organismo representante de los obstetras en este país sea capaz de negar en voz alta la existencia de la violencia obstétrica. ¿Cómo con esa actitud vamos a conseguir que la situación mejore, si niegan que exista el problema?
Duele, y mucho, pensar que gran parte de las mujeres que parimos sufrimos de una forma u otra la violencia machista en nuestras carnes. Lloro por nosotras.