Muchas gracias por darnos voz a todas las mujeres que hemos pasado por esto. Yo sufrí esa violencia de la que habláis en mi primer parto. Acabó en una cesárea porque “no podían esperar más”. Meses más tarde otra ginecóloga me confirmó que la cesárea, que fue a las 8 de la tarde, me la hicieron porque el ginecólogo terminaba su turno a esa hora. Yo sufrí estrés postraumático durante más de 3 meses.
Afortunadamente, y gracias al El Parto es Nuestro, pude disfrutar de mi segundo parto, y mi hija nació a las 5 y media de la madrugada en un parto no intervenido, pero asistido por una matrona y una ginecóloga. A pocos bebés les dejan nacer a esas horas hoy en día. Y yo tuve un posparto buenísimo en el que me sentí poderosa y feliz. Después de esta experiencia entendí que me habían robado mi primer parto, eso para mí es violencia.