Totalmente de acuerdo en cada palabra. Tengo la suerte de tener por fin a mi hijo en brazos, pero las pérdidas y las renuncias del camino se quedarán con nosotros para siempre. El proceso es alienante en sí mismo, afecta a todos los ámbitos de la vida, y la mayoría de la gente eso no lo entiende. Las hormonas que nos administran alteran el estado de ánimo y cambian nuestra forma de ser y de sentir en un momento en el que si la cosa no va sobre ruedas, como suele ser el caso, se reciben muchas malas noticias. Y nadie se ocupa de eso, nadie te sostiene. Todo el mundo espera que después de un bache te repongas tú sola, y rapidito, como si no hubiese pasado nada. Y pasa. Un tratamiento que no funciona, complicaciones, incertidumbre, ... abortos.
Y hay que ser muy fuerte para ser capaz de parar, de decir basta, aunque sepas que está acabando contigo.