Sentada frente a tí y nombrando por primera vez a nuestra hija África, con la seguridad de que su nacimiento estaría en las mejores manos. Manos que no llegaron ni a tocarla al nacer porque la vida así lo quiso, pero manos que si me tocaron a mi, a mi corazón. Me hiciste sentir paz, confianza y sobre todo se hiciste sentir cuidada, inclusi mimada. Recién parida, te recuerdo a mi lado en el jardín, hablando de todo y de nada. Así te recuerdo.
Te deseo buen viaje, descaso y tanta paz cómo has llevado a miles de hogares.