Recuerdo verte en el umbral, a contraluz, con la cabeza girada buscando mi cara y una enorme sonrisa que lo iluminaba todo. Nos estábamos diciendo tanto en esas sonrisas sin pronunciar ni una palabra... Qué agradecida te estoy por confiar en mí como lo hiciste. Cuanta paz nos diste. Qué rabia y qué tristeza porque ya no estés. Lo siento tanto.