Ana, tesoro, qué legado de generosidad y amor dejas. Me ayudaste a traer al mundo a mis dos hijas, de eso hace 33 años y nos hicimos amigas para siempre.
Me cuesta pensar que no voy a volver a verte y a la vez, la última vez que nos vimos me dijiste que te sentías más liberada y libre que nunca, así te imagino ahora, libre. Descansa en el amor. Te quiero.