Querida Anabel, estuviste en mi hogar acompañándome, guiándome, apoyándome, atendiéndome y cuidándome en mis dos partos (del primero hace ya 22 años y medio) y desde entonces te he llevado y te seguiré llevando siempre en mi corazón. Te amo. Hoy estoy triste, pero sé que allá donde estés sigues tu camino. Gracias. Gracias. Gracias.