Añado, además,
1) que me parece totalmente imprescindible empezar a llamar las cosas por su nombre. Por ello, rechazo rotundamente que esta modificación no incluya el concepto de violencia obstétrica a pesar de que evidentemente lo describe y propone erradicarla. Pero el primer paso es que quede reflejado en todos los documentos que traten el tema de salud sexual y reproductiva.
2) que me parece un insulto y muestra de falta de conciencia total el seguir pretendiendo hacer creer que una mujer después de 9 meses de gestación vaya a tomar decisiones que pongan en peligro a su bebé o a sí misma; pero, sobre todo, que vaya a elegir alternativas que pudieran perjudicar a su bebé. Quitando algunas circunstancias o situaciones particulares que no digo que no pudieran existir, la inmensa mayoría de las parturientas (por no decir el 100%) sólo están pensando en el bienestar de sus bebés y no necesitamos que ningún profesional sanitario tome decisiones por nosotras sino que nos informe, nos diga las opciones que tenemos y las posibles consecuencias y nos dejen decidir. Es más, insisto en que, si finalmente siguen obviando el derecho de la mujer a tomar decisiones durante SU parto y nacimiento de SU bebé y se practicase actuaciones invasivas bajo el criterio del profesional sanitario, prescindiendo del consentimiento INFORMADO de la parturienta, TODO ello debiera quedar bien documentado SIEMPRE y JUSTIFICADO para precisamente permitir que podamos ejercer nuestro derecho a reclamar y poner en evidencia lo que haga falta y que esas reclamaciones no sean menospreciados por los servicios correspondientes. Si nuestros servicios obstétricos nos atendiesen como es debido, en base a la evidencia científica y respetando los derechos de las usuarias del sistema, NO haría falta reclamar.