gracias por sacar el tema!
A medida que vas comentando, ves que muchas mamás tienen ese sinsabor. Un gesto tan simple como permitir las gafas puede cambiar el disgusto de una cesárea. Por mi parte, recuerdo ver todo borroso, atada de ambos brazos, no veía ni las agujas del reloj, pregunté "¿a qué hora ha nacido?" y me la enseñaron a metro y medio. es que no la veo...!!!" El papi, pobre, que las custiodaba en las puertas lo primero que hizo antes siquiera de ver por primera vez a su hija, fue dármelas para que la viera yo.
Otro protocolo obsoleto...
¡¡QUE NO TE QUITEN LAS GAFAS!!