Absolutamente cierto. Mi primer parto fue una inducción que acabo en ventosa y en la que hubo de todo menos episiotomia porque me negué a ella. En los dias posteriores al nacimiento de mi hija lo calificaba como bueno. Era incapaz de ver, pese a lo informada que estaba, que habia sido una pesadilla. Al pasar los meses empecé a decir que me conformaba con que ambas estabamos bien sin darme aun cuenta de que yo no lo estaba. yo añoraba el parto que no habia vivido. un parto natural y tranquilo en lugar de un espectaculo con residentes incluidos y diversos instrumentos de tortura. Me llevo a buscar otras opciones para el nacimiento de mi segundo hijo que, gracias a mis maravillosas matronas, fue un sueño hecho realidad. Pese a todo, pese a haber sanado mis heridas emocionales nunca olvidaré el parto que nos robaron. Nunca podré devolverle a mi hija su nacimiento y eso me parte el alma.