Pues en mi cesárea, cuando, sin decirme nada, se pusieron a atarme las muñecas a la mesa de quirófano me asusté mucho y les pregunté porque hacían eso. Alguién me espetó: "Hombre, para que no te metas las manos en la tripa cuando empezamos" Callada aguanté la peor operación de mi vida sin saber que el peor momento fue cuando- tras insistir mucho- me enseñaron a mi bebé sin desatarme ¡que impotencia! ¿qué les hubiera costado dejarme las manos libres y dejarme mi hijo para poder abrazarle y besarle?