Está claro que toda ciencia y procedimiento pueden ser mejorados, y también está claro que la sanidad que tenemos ahora es mejor que la del siglo pasado, cuando las mujeres parían, sangraban y se morían de manera natural. Ahora bien, creo que la clave del éxito consiste en informarse primero de lo que hacemos habitualmente a las madres en el hospital y luego ejercer el derecho como paciente diciendo lo que quieres que te hagan y lo que no.
¿Por qué digo esto? Pues porque de los padres que he atendido hasta la fecha, los que me han presentado planes de parto eran padres que sólo habían sacado información de páginas web de este tipo; no habían preguntado a ningún profesional, no sabían lo que era la vitamina K ni la prueba del talón para la tiroides, no sabían nada, lo único que sabían es que tenían que decir a todo que no y no separarse del bebé en ningún momento.
Este es el tipo de comportamiento que retrasa la labor sanitaria, y creo que podría evitarse si los padres tuvieran un enfoquen más realista sobre la atención sanitaria, con información tomada de primera mano, y no por los comentarios negativos y exagerados de una web.