Después del nacimiento de mi segundo hijo pude llevarme la placenta a casa, durante el embarazo presentamos una carta al director del Hospital con este y otros requerimientos (que mi esposo esté presente en el parto, que sea él quien corte el cordón, que el cordón se corte cuando deje de latir y otras). Todos fueron respetados a pesar de ser vistos como ¨raros¨. Entre los Mapuches, habitantes ancestrales de lo que hoy llamamos Argentina y Chile, se cree que muchos de los problemas de los niños se debe al desarraigo que genera (desde cierto plano sutil) no saber dónde está la placenta que los cobijó durante su gestación. Es un derecho de las madres, los padres y los niños recién nacidos decidir qué hacer con ella.