Supongo que en esto he tenido suerte, desde niña casi sin saber lo que era el útero he sido capaz de contraerlo a voluntad y de experimentar esas sensaciones. Hasta leer a Casilda Rodrigáñez no tenía ninguna referencia al respecto, se lo había comentado a mujeres muy cercanas, con conocimientos de ginecología y me decían que eso no era posible sin estimular el clítoris. Sabía que en mi caso no era así pero verlo explicado por y para otras mujeres es fantástico.