Soy matrona desde hace bastantes años. La experiencia me ha servido para empatizar más con las mujeres y sus familias, para comprenderlas y quererlas cada vez más. Es muy satisfactorio para mi formar parte del recuerdo más feliz de sus vidas y haber colaborado a ello.
No todas estamos amargadas. Creo que transmitimos lo que somos y que querernos y aceptarnos a nosotros mismos contribuye a querer y aceptar a los demás: las mujeres a las que asistimos, a nuestros maravillosos residentes, casi siempre llenos de ilusión, a nustros compañeros...
El buen ejemplo también se contagia.orión