Lo más triste de todo a mi modo de ver es que estas inducciones el día 20 de diciembre o el 25 de julio, o el que para acelerar el expulsivo se te suba una señora (o señor) de 100 kilos encima de la barriga se vean ya como algo normal.
Y luego, cuando el bebé nació pequeño y tiene que pasar las Navidades ingresado, o a resultas del empellón que le metieron para sacarlo, se le rompe la clavícula o tiene una contractura en el cuello, casi nadie se da cuenta de que el problema no radica en nosotras, ni en nuestro hijo, sino en la mala praxis de la clínica.
Y para colmo, cuando una, tras buscar por todas partes un ginecólogo que siga las recomendaciones de la OMS, da a luz sin inducirla, sin acelerarla, sin señora encima, sin desgarros, en paz, se le dice que tuvo suerte, que lo normal no es parir así!
Se ha desvirtuado tanto la imagen de lo que es un parto normal, que ya lo iatrogénico se acepta sin cuestionarse...