Supongo que si los observaron, les importó y además hicieron algo por los seres humanos a los que se dedicaba su vida profesional cumplieron su vocación y su satisfacción personal debe ser enorme. Si además encuentran reconocimiento social, pues me alegraré muchísimo.
Por desgracia, al lado de estas personas, los malos profesionales que nos separan de nuestros bebés y nos hacen sufrir innecesariamente con sus exigencias y patujadas con la excusa del protocolo y del estrés nos parecen unos ignorantes (como poco).
Supongo que la excelencia no es algo al alcance de todos, así que, al menos, quiero agradecer a Klaus y Kennel su dedicación.