Bueno, pues por mí no hace falta que llores: dos hijos sanos, dos episiotomías, vida sexual plena y satisfactoria- Muy satisfactoria. Ningún trauma. Ninguna secuela. ¡Ah!, y tampoco estoy "mutilada" de amígdalas, aunque supongo que muchas mujeres ahora mismo se pueden sentir poco menos que inútiles sin ellas.