Me ha gustado mucho esta reflexión, es una pasada el torrente de emociones, angustia y dolor que sale disparado en cuanto alguien rasca un poquito la superficie y te pregunta: "¿Y tú, cómo te sientes? Qué duro lo que os ha pasado, ¿verdad?". Generalmente, solo preguntando esto las madres recientes no pueden contener las lágrimas, se les cae la máscara. Creo que todas agradecemos muchísimo que alguien nos dé permiso para sentir lo que sentimos, sin juzgarnos y solo escuchándonos. Qué sencillo y qué pocas veces ocurre...