¡Precioso, Angela! Me alegro un montón de que algunas madres, aunque solo fuera en Austria y en ese hospital, puedan disfrutar de algo así.
No quiero ni pensar lo que costaría en España un servicio similar... Bueno, sí, en principio costaría muuuuchos años de concienciación y de aprender a valorar y amar el comienzo de la vida humana.
Raquel