Fría me quedo. Al leerlo empecé a llorar como una cria (mira por dónde ;) ). Por un lado, la conmoción de saber que estas cosas ocurren, por otro lado, la desazón de pensar cuántos niños se han dejado morir mientras esperaban lo que la naturaleza les tenía prometido y la sociedad le ha quitado; estar junto a su madre según sale del único hábitat que conoce.
Sólo espero que al "cuidado canguro" se extienda como práctica por defecto, no como algo excepcional por lo que tienes que pelear y que parece que tengas que sentirte culpable, débil, o "ñoña" por pedir.