Me parece muy importante contar con una habitación de despedida para bebés, y también para adultos. Es algo que desgraciadamente he echado en falta y es inhumano que no puedas acompañar a tu ser querido en ese trance, que tengas que acompañarlo solo por turnos y que otro enfermo tenga que presenciarlo y todo el pasillo está pendiente. Es dañino y cruel para todos. Como bien dices, son unos pocos m2.
Y en el caso de los bebés, afortunadamente no he pasado por ahí, pero me puedo hacer una idea de lo importante que es despedirse del bebé, acompañarlo. No me puedo imaginar despedirme del bebé a través del cristal del nido o de una incubadora, con movimiento de gente arriba y abajo girando sus caras o murmurando palabras de lástima.
Tenemos que sensibilizar nuestra llegada al mundo, y también nuestra partida.