La muerte es una de las cosas más tristes de la vida, pero cuando sucede en un bebé es un dolor inimaginable. Mi mujer perdió el primero cuando llevaba 4 meses de embarazo. A ella le afectó, pero a mi me dio tal depresión que tube que estar tomando tratamiento durante varios meses.
Como Testigo de Jehová que soy, creo en la resurrección y tengo la esperanza de poder volver a ver a todos mis seres queridos que han fallecido, de nuevo en un mundo donde la muerte y el dolor no existan ya más.