Carta enviada a los distribuidores y cuya copia también nos llegó a nosotros:
Buenos días,
Hemos visto con inmenso estupor en la sección de bebés su "tranquilizador sweet peace".
¿No les parece que bastante faltos de cariño están ya, siempre aparcados en cunas y coches, alimentados con biberones, acallados con chupetes, apartados de sus madres por las noches por "métodos para dejar dormir" etc etc como para que sigamos con la mentira de que el amor también lo dan los aparatos y que se puede seguir sustituyendo por sucedáneos sin que pase nada (¿no han leído ustedes "El mundo feliz" de Aldous Huxley?)?
Bastante humilladas estamos también todas ya desde que nos empezaron a robar la intimidad del parto con epidurales y oxitocinas sintéticas, cesáreas, monitores electrónicos etc etc. ¿Vamos a seguir contribuyendo a la desestructuración de nuestros hijos? Promocionen el amor y el contacto, organicen cursillos para enseñar a las mamás a recordar cómo se acuna a un bebé, cómo se canta una nana, cómo se transmite el amor, para que no olvidemos lo que nos caracteriza como seres humanos, aunque ello tal vez sólo indirectamente les reporte beneficios.
Ya los obtinenen ustedes largamente con otros productos mucho más inocuos que éste. Su contribución al bienestar de los bebés, las mamás y las familias sería, de lejos, mucho mayor que vendiendo este terrible aparato, que sólo podría ser útil, tal vez, en lugares dónde se atienda a bebés huérfanos, que han sufrido tragedias y están desatendidos u otras situaciones especiales.
Rogamos encarecidamente, pues, que dejen de vender este artefacto cuyo único objetivo es deshumanizar todavía más a los recién nacidos y contribuir a que las madres olviden todavía más quienes son y cuál es su papel en la sociedad.
Esperamos y deseamos que su amabilidad y su conciencia sea más poderosos y atiendan nuestro ruego. Muchas gracias.
Atentamente
Las madres