Querida Y:
Son estas las que te haces y nos ofreces unas reflexiones preciosas, inteligentes, que llegan al corazón.
Yo también fui una embarazada "añosa" (39 años), pero me reía de esa circunstancia delante de los demás y así cerraba la puerta a cualquier comentario malicioso...
Pasé un embarazo anímicamente mal, producto de los miedos generales y de otros intrínsecamente míos. De hecho, recuerdo lo mal que me sentía cada vez que pasaba por delante de una guardería o que veía una matrícula de coche con las letras FPP...*O*
Pero tuve la suerte de que busqué a tiempo un parto respetado y, bueno, mi hijo (Íñigo, 13 maravillosos meses) me ha enseñado todo lo demás. Para mí, la crianza es el verdadero trabajo del ser humano. Y en ello he puesto todas mis fuerzas de mujer insegura y frágil: lactancia materna que continúa, excedencia para cuidarlo yo y disfrutarlo yo...
Ayer hablaba con unos abuelos que me decían: "A ver, los padres no pueden dejar de trabajar, y se van a las 8 de la mañana, nosotros llevamos a los niños a la guardería y vamos a recogerlos. Los padres vienen a las 6 y luego hasta las 8 están en el gimnasio (sí, sí, leéis bien), así que cuando vienen a buscarlos los niños no se quieren ir con ellos...". En mi opinión, cosas así son las que definen a una sociedad enferma.
Así que ánimo con tu nuevo camino de madre y espero que pronto descubras que no estás sola.
Un beso,
Raquel