El acceso violento a los genitales de otra persona y además sin su consentimiento, esté de parto o no, sea por personal sanitario o no, en el curso de un procedimiento supuestamente terapeútico, es moral y ciertamente violencia de género , pero más que a la violación, supongo que tiene más analogía a la veterinaria ( con perdón a los veterinarios que seguro que ponen más cuidado y nada de crueldad).
Desde el momento de pasar la entrada del hospital eres una yegua de vientre a la que puedo aplicar todo tipo de procedimientos necesarios o no, dolorosos o no, drogas y medicamentos, no te explico nada porque no tengo tiempo y no lo vas a entender porque eres analfabeta e irracional , no te tengo que pedir permiso para que hagan prácticas contigo y con el producto que va a salir...etc.¿Leyes? Eso será en otras ramas de la medicina. Aquí no te tengo que explicar nada ni puedes decidir nada ¿Qué pensarían mis estudiantes y mis compañeros? Perdería toda mi autoridad.
Una violación tiene ánimo lúbrico, aquí, el interés es el narcisismo, la misoginia ancestral de nuestra sociedad que la lleva mediante esta gente a apropiarse de nuestro momento inicial y más impactante de maternidad y la mera y simple industrialización de la medicina más delicada.
Me estoy acordando de acompañar a mi padre a dos consultas de urología. Una en la seguridad social y otra en lo privado. En ambas explicación completa, una indiferentemente profesional y otra con cordialidad, antes de explorarle con los dedos y un ecógrafo la zona anal. Era un hombre, claro, y no estaba de parto. Pues ese derecho no lo tenemos las mujeres, según algunos malos profesionales ( gracias a Dios no son todos, pero los que hay, sobran).