Es curioso que siempre que veía un parto me quedaba asombrada de que con esos tirones a los bebés no les pasara nada y claro que les pasa a unos cuantos, como otra de las sorpresas de un parto mal llevado. Como siempre, lo que está detrás es la falta de respeto a los tiempos en el parto.
Ya es demasiado. Es un tema de salud pública. Que nos agredan a nosotras lo llevamos mal y nos quejamos pero que le ocurra ésto a nuestros bebés ya es para que cada mujer en un paritorio desde hoy mismo se plante tal cual y le diga directamente a quien le ponga las manazas encima que no toque a su hijo salvo que estén justificadas las prisas por sacarlo basándose en el estado de la criatura o de la madre. Deberíamos poder confiar en las personas que nos atienden, en ésto como en todo. Ya está bien.
Ahora me arrepiento de no haber grabado mi parto hospitalario, cualquier mujer previsora debería hacerlo, además de un plan de parto o consentimiento informado completito.