Qué titulo y tema tan sugestivo tiene este post. Cuando eres primeriza o has tenido un primer parto traumático suena a utopía por los muchos miedos que supone la experiencia.
Para tener tranquilidad y transmitírsela a tu bebé sólo podemos hacer el esfuerzo de CONFIAR. En nuestros instintos de parir, en los del bebé de nacer y desde luego en las personas que nos atienden. En que sabremos superar el cansancio, el dolor y los obstáculos físicos y emocionales para poder alcanzar la recompensa. En que nuestro cuerpo está preparado para todo ello y que con sus recursos no nos va a pasar nada malo a ninguno de los dos. En que los que nos atienden también van a confiar, respetar, tender la mano si es necesario, no ignorar las señales ni forzar la máquina con drogas y procedimientos innecesarios.
El miedo propio y de los que nos atienden en un parto hace que veamos problemas donde no los hay y resta esa ansiada tranquilidad y concentración que necesitamos en ese momento de entrega, de alegría y de esfuerzo que nadie puede pasar por nosotras, por suerte o por desgracia (en algunos momentos y/o por algún depredador que ronda algunos paritorios).