Llevaba años pensando en cómo son los partos y cómo quería el mío, diferente al de nuestras madres, y más parecido al de nuestras abuelas y sobre la crianza. Ya con 30 años me quedé embarazada y actualicé mis investigaciones. Siempre con la curiosidad de qué se siente al parir, y con el miedo a que alguien robara mi momento.
Me citaron para una inducción, por lo visto ahora 'te dejan' 10 días más pasados de la semana 40. Pues yo no fui y me puse de parto justo en la semana 42 con luna llena. En dos horas dilaté y me entraron ganas de empujar, pensaba en ir al hospital lo más tarde posible, disfrutar más de mi momento, pero fue todo muy rápido. Llegué al hospital directa a paritorio y en un cuarto de hora tenía a mi nene. Ellas sólo me dijeron que cuando tuviera ganas empujara. Ése fue mi parto. Feliz. Pero yo me lo gané. Pese a la incertidumbre y presión de familiares. Me salí con la mía me dijeron.
El caso es que conozco muchas embarazadas muy avanzadas a las que les pregunto sobre sus planes para el parto y se quedan dubitativas, y dicen: Confío en los profesionales. No sé. Creo que las clases de preparación al parto deberían de ser cuando te das cuenta de que estás embarazada. Da más tiempo de concienciar a las que no piensan en planear un momento tan maravilloso en la vida dado el panorama de atención a la sanitaria. Suponen que les respetarán. Cosa que seguimos viendo que no es así. Aunque la cosa va cambiando.
Gracias a las profesionales que atienden con sabiduría y corazón.