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Es una realidad terrible la de esas familias que acudieron al hospital para el nacimiento de sus hijos y volvieron no sólo destrozadas, sino encima engañadas. No sé qué clase de personas pueden tener la bajeza moral de mentir con alevosía a una mujer recién parida y a su pareja sin despeinarse... Ni qué le pasa por la cabeza a un supuesto profesional que ha hecho un juramento hipocrático para vender un ser humano indefenso...
Lo siento mucho por esos niños y esas familias.